¿Dólar o Yuan? ¿Cuál conviene más?
Los países de América Latina, y en particular, Bolivia deberían adoptar una posición pragmática frente al comercio con dólares o yuanes

Por Carlos Morales Peña (*)
CATALEJOS
El Yuan es la unidad básica del Renminbi, el verdadero nombre de la moneda china desde 1949.
Hoy, los billetes de 100 dólares llevan la cara de George Washington en la portada. Los cortes de 100 yuanes el rostro de Mao Zedong. Pero no valen lo mismo. Para obtener 100 americanos hay que poner 691 yuanes.
Pese a las diferencias y por razones geopolíticas, cada vez son más países que quieren dejar de lado el dólar y comerciar con la poderosa China con su propia moneda. Sin embargo, todavía estamos lejos de que las principales economías del mundo reemplacen a la moneda estadounidense como principal medio de pago de la globalización.
Rusia pateó el tablero el año tras la invasión a Ucrania al bombardear el Dólar y apuntalar el Yuan chino. Últimamente le siguieron los pasos Brasil y Argentina, las economías más grandes de Sudamérica, que buscan intercambiar sus exportaciones agrícolas con Pekín en yuanes. La decisión de Arabia Saudí de comercial su petróleo con China en yuanes hizo temblar al Gobierno estadounidense.
Los datos son elocuentes. Cifras proporcionadas por las calificadoras internacionales de riesgo señalan que el Yuan pasó del 2% al 4,5% en el volumen de transacciones a escala planetaria, acercándose al 6% del Euro, pero muy lejos del 84,3% de los intercambios comerciales que se realizan utilizando la moneda de George Washington.
La mayor dificultad, por ahora, es que no se ha desarrollado un sistema global de intercambio de bienes y servicios únicamente en yuanes y aquellos países que reciben yuanes no los pueden utilizar con otros países que solo reciben dólares.
De hecho, las únicas cinco monedas de “libre convertibilidad” son el Dólar estadounidense, el Yen japonés, el Euro, la Libra Esterlina y el Franco suizo. Esto quiere decir que se pueden cambia de forma inmediata en cualquier lugar del mundo. El Yuan chino aún no tiene esa categoría, pero va en camino.

Reservas en dólares
Un dato que alienta a los chinos es que el dólar cayó al 60% de las reservas internacionales y su declive parece irreversible. Pasó, de hecho, del 65,36% de las reservas globales en 2016 al 58,36% en el último cuarto de semestre de 2022.
El dólar sigue copando casi el 60% de todas las reservas de divisas globales, mientras que el euro supone el 21%. Por su parte, el yuan chino ha pasado de representar menos del 1% en 2015 al 2,7% que se observa en la actualidad.
El caso boliviano, aunque infinitamente pequeño, es un ejemplo de esta tendencia. Por un incremento en el gasto público, las reservas bolivianas en dólares se han pulverizado, las mismas que han pasado de 15.000 millones de dólares a menos de 3.500 millones en menos en un lustro.
Muchos que saludan el declive de la hegemonía estadounidense en el mundo saluda este proceso como el comienzo del fin del dólar.
Como se sabe, después de la Segundo Guerra Mundial, Estados Unidos impuso de hecho al dólar como moneda global, reemplazando al patrón oro que había estado vigente en el siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial producto de la hegemonía imperial británica.
La crisis de 1929 sepultaría definitivamente el patrón oro, aunque el oro como medida fundamental del comercio internacional continúa vigente.
Durante la Conferencia de Bretton Woods de 1944, cuyos acuerdos alcanzados dieron paso a la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, se estableció el inicio de la hegemonía del oro al adoptar dicha moneda como divisa internacional, bajo la clara hegemonía estadounidense en los planos político, militar y económico.
Ochenta años después, el poder global de Estados Unidos ha ingresado en un evidente declive, especialmente por el ascenso de China como principal competidor, lo que ha llevado a diversos analistas a plantear que estamos ante un nuevo orden internacional multipolar.
Sin embargo, pese al ascenso chino y de otras potencias económicas como la Unión Europea, la India, Brasil, Sudáfrica y México, por ahora, los datos que maneja del FMI de reservas de divisas por países no revelan una caída extrema del dólar. Es cierto que la moneda americana ha ido perdiendo relevancia, pero muy poco a poco, resaltan diversos economistas.
De hecho, en un interesante artículo en la revista Foreign Affairs, los profesores Stephen G. Brooks y William C. Wohlforth ponen en duda la multipolaridad como fenómeno y resaltan la estabilidad que aún ofrece el mundo unipolar que ha impuesto Estados Unidos en las últimas décadas.
Entre Dios y el Diablo
Entre Dios y el Diablo (habrá que ver cuál es cuál), a los países latinoamericanos les conviene una posición más bien pragmática. Si el comercio con China puede multiplicarse con el uso de yuanes, entonces, bienvenida la moneda de Mao. Pero no olvidemos que Estados Unidos sigue siendo la principal potencia económica global y que su poderío está todavía lejos de verse licuado a manos chinas.
Argentina ya dio el salto. «Los yuanes que tiene el Banco Central de la República Argentina (BCRA) servirán para pagar al menos parcialmente algunas exportaciones con China que están trabadas. Algo parecido está intentando el Gobierno con Brasil», explicó Diego Guelar, exembajador en ese país.
Argentina tiene unos 19.000 millones de dólares en yuanes otorgados como crédito por el Banco Central chino, lo que constituye -de hecho- en un 50% de sus Reservas Internacionales argentina y que, hasta ahora, no se podían utilizar como medio de intercambio comercial. Ahora, ese veto se ha levantado.
Bolivia, por ejemplo, tiene a sus principales socios comerciales en el Mercosur (23% de sus exportaciones totales), gracias a lo que fue la economía del gas. Pero ahora que el gas natural ha ingresado en un significativo declive, la apuesta está en las exportaciones agroindustriales – soya principalmente – y minerales. China aparece allí con un potencial más que importante.
Hoy, China es el segundo mayor socio comercial de Bolivia solo después de Brasil. El país importó de China bienes por 2.030 millones de dólares y exportó solo 400 millones de dólares, lo cual significa que China es el mayor proveedor de Bolivia. China es el quinto destino más importante de las exportaciones bolivianas, lo cual revela el desequilibrio en la balanza comercial. Los pagos de esas importaciones fueron en dólares, pero podrían ser en yuanes. Mucho más si se tiene en cuenta el interés chino en los recursos naturales, especialmente minerales y alimentos, que ofrece Bolivia.
Con una población de más de 1.400 millones de personas, China es -qué duda cabe- el mercado más importante del mundo. Pero no es el único. India ya ha superado a China en población. Y Estados Unidos sigue siendo la potencia económica más importante del planeta, por ahora.
(*) Periodista y comunicador social. Curioso del mundo.
CATALEJOS es su columna quincenal de análisis internacional
