Transformar la democracia desde la ciudadanía

Históricamente la sociedad boliviana no ha mirado de palco el devenir de los hechos históricos, sino que ha sido parte activa. Protagonista. Decisiva. Así se fortalece la democracia, esa que conquistamos con sangre, lágrimas y alegrías el 10 de octubre de 1982. Los bolivianos hemos vividos estos últimos años jornadas épicas, para el infarto y para las esperanzas.

Décadas que la historia los registró y que el periodismo se encargó de narrarlos, contarlos e interpretarlos. Los medios de comunicación han estado presentes en todos estos eventos de magnitud, de profundo significado histórico y político. No se han perdido casi nada y  han llevado a los hogares, cada una de las incidencias. En vivo y directo, transmisiones al instante y en diferido. La información ya no solo es poder, es un alimento diario, es vida.

En todos estos años, el ciudadano de todas las capas sociales vive, palpa, siente y se asume como parte de la democracia. Exige sus derechos, está presente en las manifestaciones, en los cabildos, va a las urnas y vota, interpela a sus autoridades, no se deja engañar fácilmente, se inquieta, se preocupa y se cuestiona. Grita y busca su espacio. Opina y se hace sentir a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, que ahora se constituyen en sus poderosos aliados para ejercer en su máxima nivel, su libertad de expresión y de opinión. Es un sujeto social que va construyendo su propia ciudadanía y empoderándose de sus derechos, transformando y profundizando a la democracia.

En esta dinámica de la sucesión de los hechos, que no es por el azar ni para el archivo, nos debe mover la inquietud de desmenuzar y entender mejor esos sucesos históricos, releyendo la realidad y a sus protagonistas, reformulando teorías y prejuicios ideológicos, debatiendo ideas en el marco del pluralismo político y de la diversidad que alimentan a la sociedad boliviana. Pero sin perder la esencia de rendir culto al bienestar social e individual.

La invitación también nos la hace el filósofo francés Michael Foucault: “Solo cuando el viaje ha terminado, puede apreciarse realmente el camino  recorrido”. Para ello, la filosofía interviene, y no solo para explicarnos y escarbar las teorías, sino para ir transformando y construyendo un mundo menos triste, enfermo, solitario y confuso, así como Carlos Marx, les planteó a los filósofos hace más de 200 años: Los filósofos no solo deben especulare sobre el mundo, sino deben transformarlos.

Si, necesitamos un lugar para vivir con más certezas que dudas, con más respuestas que preguntas, con más solidaridad que intolerancia, con más vidas que muertes y pandemias. En ello, la filosofía, el filosofar la vida nos enseña a navegar en medio de las tempestades y las tormentas. Dependerá de cada uno de nosotros, ser protagonistas o simples mirones de palco.

Texto de

Hernán Cabrera M.

Lic. en Filosofía y Periodista

Asuntos Centrales

Programa radial que se emite de lunes a viernes de 17:00 a 19:00 a través de Marítima 100.9

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