1. La crisis económica y la necesidad de un cambio estructural
Según una encuesta difundida por el empresario Marcelo Claure, el 76% de la personas ven la crisis económica como el punto más importante de la actualidad. Así mismo, un 87% demanda un cambio radical en la economía.
Si bien, es claro que este es el problema, probablemente la percepción o el significado de lo que es una crisis económica puede ser diferente. También hay diferencias en lo implica un golpe de timón. Por un lado, hay crisma macroeconómica, inflación, desaceleración de la economía, precariedad laboral, déficit fiscal, escasez de dólares y combustible, etc. Pero también estamos frente a una crisis estructural de agotamiento del patrón de desarrollo y del modelo económico. A partir de esta perspectiva después de 200 años de modelo extractivista de resultados pobres. Existe la oportunidad de simultáneamente atacar ambas dimensiones de la crisis, es decir, cambiando el patrón de desarrollo y encaminándose a un modelo económico basado en el emprendimiento privado, el aumento de la productividad y con un estado emprendedor, de base local e inteligente. En mi opinión esta es cambio de 360 grados en la economía. El cambio solo del modelo, hacia uno privado, es caminar en círculos. Breve nota conceptual. Patrón de desarrollo de desarrollo es la manera que una sociedad genera su riqueza y modelo es la forma que lo administra.
2. Medidas urgentes para enfrentar la crisis
Las medidas urgentes para enfrentar la crisis son bien conocidas en el ámbito de las políticas económicas. No son monopolio de ninguna escuela económica en particular, sino que son acciones sensatas que cualquier persona tomaría si perdiera entre el 30% y el 40% de sus ingresos y quisiera mantener su nivel de gasto. Entre estas medidas destacan: un recorte significativo del gasto público (cierre de empresas estatales ineficientes, reducción del empleo en el sector público, eliminación parcial de subsidios insostenibles y eliminación de gastos superfluos como la propaganda gubernamental), la recuperación de la independencia del Banco Central de Bolivia y la implementación de políticas monetarias más restrictivas. Además, es crucial buscar nuevas fuentes de ingresos. Propongo una reforma tributaria que reduzca los impuestos para quienes sostienen la economía boliviana desde hace décadas, mientras se amplía la base tributaria para incluir a nuevos actores con gran capacidad de pago, como los cocaleros, gremiales, cooperativistas, mineros y el sector agropecuario a gran escala. En resumen, no queda más que ajustarse el cinturón pero se deben crear políticas sociales para atenuar la crisis para los más pobres.
3. El desafío de transformar el patrón de desarrollo
El gran desafío es estabilizar el vuelo de la economía en cuanto se cambian las turbinas. Esto implica transformar el patrón de desarrollo de Bolivia. Transitar del extractivismo hacia un nuevo patrón de desarrollo basado en el capital humano, es decir, en las ideas y la innovación. Este es un viraje radical.
Para ello, se necesita un shock educativo que debe ser impulsado por el Estado, el sector privado y la sociedad civil. Este cambio no solo implica estabilizar la economía, sino también curar las dolencias estructurales del país. El ajuste necesario debe tener un propósito claro: elevar el nivel educativo de la sociedad y mejorar el capital humano en todos sus niveles. Esto requiere reformas profundas en universidades, colegios, institutos técnicos y sistemas de educación formal, pero también reinventar la forma en que aprendemos desde las empresas, las instituciones y las familias. La sociedad y su estado, de preferencia desde lo local, se coloca la misión de la conquista de planeta educación. El shock de capital humano se convierte en el centro de las políticas públicas.
4. Shock educativo y programas educativos innovadores
Aunque comúnmente se cree que los cambios en la educación formal toman años en dar resultados, es crucial comenzar a implementarlos de inmediato en Bolivia. El primer paso es cambiar la Ley Siñani. Sin embargo, también es posible generar un impacto rápido reinventando la educación mediante programas paralelos que aprovechen la tecnología digital y la inteligencia artificial. Se pueden desarrollar bootcamps en municipios, barrios para capacitar a trabajadores del sector informal, programas intensivos de entrenamiento en empresas para mejorar la productividad y plataformas de aprendizaje basadas en IA para personalizar la enseñanza.
5. Ejemplos internacionales de un shock educativo exitoso
Ejemplos internacionales demuestran la viabilidad de un shock educativo: en Singapur, el programa SkillsFuture permite a los ciudadanos acceder a formación continua subvencionada para mejorar sus habilidades; en Finlandia, iniciativas como Elements of AI han capacitado gratuitamente a miles de personas en inteligencia artificial; en Estados Unidos, empresas como Google y Microsoft han lanzado certificaciones digitales que permiten a los trabajadores insertarse rápidamente en sectores tecnológicos.
En América Latina, varias iniciativas han mostrado resultados positivos en poco tiempo. En Brasil, Descomplica ofrece educación accesible en línea con cursos intensivos para jóvenes y adultos que buscan mejorar sus competencias laborales. En Colombia, el programa Misión TIC capacitó a más de 100,000 personas en programación y tecnología para mejorar su empleabilidad. En Argentina, Codo a Codo es un bootcamp gratuito impulsado por el gobierno que ha permitido a miles de personas ingresar a la industria tecnológica.
Además, el sector privado ha liderado esfuerzos clave en la región. En México, Platzi ha revolucionado la educación en línea con cursos en tecnología, negocios y habilidades digitales, brindando acceso a formación de calidad sin necesidad de educación formal prolongada. En Brasil, Rocketseat ofrece formación intensiva en programación con metodologías ágiles enfocadas en la empleabilidad inmediata. En Argentina, el programa Henry es un bootcamp de desarrollo web que cobra a los estudiantes solo cuando consiguen empleo, asegurando así una capacitación accesible y efectiva. En Bolivia, tenemos el ejemplo del Técnico Superior en Emprendiendo de la UCB y el Banco Mercantil Santa Cruz o Hombres Nuevos del departamento de Santa Cruz. Por supuesto, en el país existen decenas de otros programas educativos impulsados por ONG.
Bolivia puede adoptar estrategias similares, combinando el esfuerzo público y privado para aumentar la productividad de la economía en el corto plazo a través de programas educativos ágiles, accesibles y apoyados en inteligencia artificial y tecnología digital.
A nivel estructural, la educación es el puente que permitirá a Bolivia transitar del extractivismo hacia la Cuarta Revolución Industrial. El país debe dar este salto para insertarse en la economía del conocimiento y la digitalización. Las oportunidades se encuentran en una minería integrada a la transformación energética global, una agricultura basada en productividad y tecnología con un enfoque sostenible, y en la industrialización de los servicios, como el turismo, el desarrollo de software y la gastronomía, sectores que pueden conectar a Bolivia con el mundo y generar un crecimiento sostenible.
6. Opciones de financiamiento para la educación
¿Cómo financiar estos cambios en el tejido básico de la sociedad? La clave está en reasignar recursos de manera eficiente y fomentar esquemas innovadores de financiamiento. Cada centavo recuperado de la corrupción debería destinarse a la educación, al igual que los ahorros generados por la eliminación de subsidios ineficientes, como el de los hidrocarburos. Estos fondos podrían canalizarse hacia un Fondo Nacional de Innovación Educativa, que financie tanto programas de educación formal como iniciativas de formación continua en el sector privado y público.
Para incentivar la participación del sector empresarial, se pueden establecer créditos fiscales para empresas que inviertan en educación, replicando modelos como el de Singapur, donde el programa SkillsFuture otorga subsidios directos a ciudadanos para formación en nuevas habilidades, financiado en parte por contribuciones empresariales. También se pueden adoptar bonos de impacto social, como en Reino Unido, donde los inversores financian programas educativos y reciben retornos si se logran objetivos medibles, como mejoras en el rendimiento académico o empleabilidad.
Otra vía es el uso de fondos soberanos, como el de Noruega, donde parte de los ingresos de los recursos naturales se destinan a inversión en educación y tecnología. Bolivia podría estructurar un modelo similar, asegurando que los ingresos de la explotación de litio financien programas educativos especializados en ciencia, tecnología e innovación.
Por otro lado, el crowdfunding educativo ha demostrado ser efectivo en países como Estados Unidos y Alemania, donde plataformas como DonorsChoose y Betterplace permiten que individuos y empresas financien directamente proyectos educativos específicos. En América Latina, iniciativas como Enseña por Colombia han logrado captar recursos del sector privado para mejorar la educación en comunidades vulnerables.
Finalmente, los acuerdos público-privados pueden jugar un papel clave, como en Brasil, donde el programa PRONATEC ha vinculado a empresas con instituciones educativas para ofrecer capacitación técnica financiada tanto por el Estado como por el sector productivo.
Estos modelos muestran que transformar la educación es posible cuando se combinan estrategias innovadoras de financiamiento con políticas públicas efectivas. Bolivia tiene la oportunidad de diseñar un esquema sostenible que impulse un shock educativo, asegurando que la inversión en capital humano sea el motor de su desarrollo económico.
7. Educación y libertad
La libertad es el valor de valores, es un valor fundamental en toda sociedad, pero su ejercicio no es homogéneo entre los individuos. Como señala el premio Nobel de Economía Amartya Sen en su enfoque de las “capacidades”, una persona en situación de pobreza no posee las mismas oportunidades para ejercer su libertad de manera efectiva. En este sentido, la educación desempeña un papel crucial al proporcionar las herramientas necesarias para que todas las personas puedan desarrollar su potencial y tomar decisiones de manera autónoma. Garantizar el acceso equitativo a la educación no solo amplía las libertades individuales, sino que también fortalece, aumentando la productividad, el desarrollo social y económico. Por lo tanto: ¡Viva la educación. Carajo!