El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, afirmó que la realidad social en nuestro país se está complicando cada vez más debido a la falta de trabajo, lo que afecta a varias familias y repercute incluso en el campo, donde se está perdiendo el sentido de compartir lo que uno tiene, informó Erbol.
En este segundo domingo de Pascua, Leigue recordó el trabajo de los apóstoles tras la resurrección de Jesucristo, cuando la gente comenzó a vivir en comunidad porque aquellos que tenían más vendían sus posesiones para que nadie pasara necesidad, una señal de que reinaba la paz del Señor en esos tiempos.
Dijo que hoy en día necesitamos reflexionar sobre cómo vivir en paz, ya que "no hay paz cuando cada uno está preocupado por cómo conseguir las cosas y esta realidad que vivimos, cada vez se complica. ¿Cuántos no tienen trabajo? ¿Cuántas personas están viviendo al día? ¿Cuántos salen a buscar trabajo diariamente y no lo encuentran?", preguntó.
Leigue dijo que no hay paz cuando falta trabajo y falta el pan de cada día. Observó que detrás de esta realidad hay familias que están pasando necesidades.
"Si somos personas de fe, tratemos de compartir con los demás; si creemos en Dios, entonces también compartamos entre nosotros, no seamos egoístas", manifestó.
"No creo que esas personas que predican la paz y la igualdad puedan vender sus cosas para compartir, al contrario, acumulan más cosas ", señaló.
"Algunos dicen que hay que compartir, que hay que trabajar, que hay que quitarle al otro para que otros tengan, pero no buscan los medios para que nadie pase necesidad. Hay que empezar a vivir, pero a vivir bien”, dijo a tiempo de afirmar que también en las familias se está volviendo cada vez más difícil ayudarse mutuamente.
Leigue dijo que algunos piensan que vivir la vida es disfrutar de todo lo que tienen, viajar, banquetear y darse placeres personales, pero no disfrutan nada porque al final del día se sienten igual de cansados y agotados y eso no es realmente disfrutar la vida.
Exhortó a los católicos a vivir una vida plena creyendo en Cristo resucitado y a dejar todo aquello que les impide vivir en paz. "No es vida para alguien que vive con rencores en el corazón, que vive pensando en quitarle cosas a los demás por envidia, y no es vida para alguien que vive planeando hacerle mal a los demás. Si perdonan de corazón y dejan de pensar en asuntos ajenos, tendrán una vida plena y en paz ", concluyó.