Ocurrió lo que se veía venir. Andrónico Rodríguez rompió momentáneamente su sumisión a su mentor Evo Morales y ha desafiado la “disciplina” sindical de las federaciones cocaleras de Chapare, hasta ahora las más fieles a su jefe vitalicio y eterno candidato presidencial.
Evo Morales ha evitado hasta ahora un choque frontal con Andrónico, a diferencia de lo que hace a diario con los arcistas o con los que se atreven a la disidencia o a desafiar internamente su poder, que ya no es el mismo de antes de 2019.
Horas después del sonado quiebre de su pupilo, Morales le ha dedicado más de la mitad de su extenso programa dominical de radio a reflexionar al rebelde Andrónico. Todavía no lo ha triturado verbalmente, como lo hace con otros, sino que lo llama a volver a su lado y no hacer tambalear su candidatura presidencial, por ahora aún incierta, ante todo por la batalla que le dan especialmente en los tribunales los arcistas y, en segunda instancia, la resistencia básicamente mediática de las dispersas oposiciones a las tres alas masistas.
Sin embargo, astutamente Morales ha llevado a su radio a los dirigentes de las federaciones cocaleras para que sean éstas y no él quien choquen de frente contra Andrónico y lo presionen o chantajeen para que retorne. Justamente, ha conseguido que lo emplacen a declinar su precandidatura hasta el 16 de mayo y ha logrado que lo etiqueten como un segundo gran “traidor”, en caso de que se lance a competir electoralmente con Morales. “Es un Tilín 2”, “estamos decepcionados”, “es un instrumento del imperio”, “estamos preocupados”, han dicho los dirigentes cocaleros, una de ellas al borde del llanto.
Lanzado el plazo para que, el hasta ayer delfín de Morales, se arrepienta y vuelva, la gran pregunta que queda para los siguientes capítulos de la pugna interna masista es: ¿retrocederá Andrónico? La respuesta es: depende.
Depende de su carácter y de los que lo impulsan. ¿Quiénes lo impulsan? ¿Tiene Rodríguez realmente vuelo propio? No se sabe con certeza y se lo podría saber tal vez en los siguientes capítulos del idilio o divorcio del masismo, aunque hay sospechas sobre quiénes animan al joven politólogo cocalero, que se convirtió hace cinco años en presidente del Senado y ahora precandidato por el ala “androniquista”.
La vuelta al lado de Evo o el quiebre final depende inicialmente de la capacidad de aguante de Andrónico a la guerra anunciada en su propio territorio político por los evistas, que nunca antes tuvieron rivales electorales en su impenetrable reducto chapareño. Será en las próximas semanas que sabremos si Rodríguez está hecho de hierro o de cristal.
También depende del poder que tienen los que lo impulsan. Se dice que detrás de él está el propio Gobierno, que ve en Andrónico una pieza clave para neutralizar o frenar a Morales. Con Andrónico en el poder, el arcismo no solo conseguiría permanecer en el Gobierno sino evitar una persecución del ala evista, si esta gana la elección con Morales u otro candidato.
Se dice que detrás del “androniquismo” también está la tercera vía, o sea la de los masistas excluidos del evismo y del arcismo, siendo la figura más relevante, pero de bajo perfil en la feroz pugna, la del exvicepresidente Alvaro García Linera, secundado por las aspiraciones de Mario Cronenbold, Jessica Jordan y/o las de algunos “renovadores” del MAS. No es menos relevante la sensación de que la candidatura presidencial de Andrónico está impulsada por importantes referentes del Grupo de Puebla o de la Izquierda Internacional, sobre todo la española, que fue visitada en abril reciente por Rodríguez. Este bloque de la izquierda o el socialismo internacional parece haber leído la enorme resistencia del electorado evista y no masista a una candidatura de Luis Arce o la incierta postulación y los altos negativos que concentra Evo Morales en el electorado apartidario o antimasista.
También se dice que Andrónico podría estar apoyado por actores ciudadanos de centro e, incluso, empresarios poderosos. Uno de ellos ha saludado con algo de júbilo, en un raro mensaje, la postulación de Rodríguez, aclarando con cierta ambigüedad que lo quiere como nuevo líder de la próxima oposición.
Como se ve, Andrónico no se ha lanzado a una piscina sin agua, sino que planeó sigilosamente su quiebre con Evo y su distanciamiento estratégico del arcismo y generó astutamente un clima de opinión pública nacional e internacional que haga potable su previsible postulación.
Por lo tanto, y más allá de su ya descubierta “estrategia militar envolvente”, Andrónico posiblemente no retrocederá para volver a su cuna de nacimiento político en Chapare ni al lado de su mentor, lo que no significa que esté cerrado a una próxima negociación con Evo Morales y con Luis Arce, para conseguir el respaldo de ambos en la elección del 17 de agosto. Si logra cosechar el apoyo contundente de los dos, disimulando sus nexos directos con ambos, podría tener chances electorales, dada la peligrosa división de las oposiciones al masismo y la consigna de que Bolivia necesita “renovación”. Ser nuevo y aparentar insistentemente una ruptura (que no es tal como parece) o hacer creer al electorado que no ha tenido directa relación con los fracasos económicos y políticos del arcismo ni los profundos desgastes y arbitrariedades del evismo, además de ensayar un discurso distanciado de la radicalidad, representan su estrategia de campaña, como lo adelantó en un foro de enero pasado en Santa Cruz.
El arcismo intuye probablemente que no tiene chance de ganar otra vez la Presidencia con Luis Arce, más que lograr unos curules en la nueva Asamblea Plurinacional, y que es mejor tener a Andrónico que a Evo Morales en el poder. Por eso negociará, o tal vez ya negoció en secreto con Rodríguez, los apoyos que necesitan ambas alas del MAS para permanecer en el poder. Con la reacción por ahora suave de Evo al desplante de Andrónico, es evidente que Morales mantiene también la expectativa de negociar próximamente, in extremis, o por si no le queda otro camino, un acuerdo de emergencia con su pupilo para no perder en el futuro ni el poder ni la libertad.
Hasta ahora el más sufrido con los acontecimientos preelectorales ha sido el evismo, que tuvo que resignarse a ceder en pocos meses la sigla del MAS a Luis Arce, que ve ahora con cierto desconcierto e incredulidad cómo se le escapa de su control su delfín chapareño y cómo ya Evo no puede gobernar, como lo hizo hasta hace unos meses, a todas sus federaciones cocaleras de Chapare, que ahora claman al hijo pródigo Andrónico que vuelva a su cuna de nacimiento. De todos modos, está ya visto que en la política boliviana aún todo puede pasar. Hasta lo más increíble.
¿Retrocederá Andrónico?
