Psicóloga anima a tratar el autismo y el síndrome de Asperger sin temor, lo antes posible

Psicóloga anima a tratar el autismo y el síndrome de Asperger sin temor, lo antes posible

El trastorno del espectro autista y el síndrome de Asperger no son enfermedades, sino afecciones que deben ser detectados por los padres y los educadores lo antes posible. Estas son las recomendaciones que hizo la psicóloga Carla Patricia Mosciaro durante un pedagógico diálogo en el Desayuno Informado de Asuntos Centrales.

¿Cuál es la diferencia entre Autismo y Asperger?

Los dos son autismo. En el primero caso es funcional y pueden tener una vida completamente normal y tienen una inteligencia muy alta. El autismo es un fenómeno que afecta el neurodesarrollo y la manera cómo ellos perciben el mundo. Se comunican de una manera diferente. Algunos niños son no verbales, pero tienen otras maneras de comunicación. Es tan hermoso que pese a no tener una capacidad de comunicación verbal esos niños pueden decir lo que quieren con jalones, riendo o con los llantos.

¿Síndrome, no una enfermedad? ¿Cuál es la diferencia?

Es un síndrome, no una enfermedad, es decir que no tiene cura. A través de los papás y de los profesionales, se trabaja para que la persona pueda tener una vida independiente y que pueda maximizar su potencial. La persona con autismo puede tener una vida completamente normal, casarse, tener hijos, tener una vida profesional, pero en su sistema siempre va a estar ese ADN del autismo.

¿Cuál es el problema entonces? ¿Son personas hipersensibles?

Si miramos un árbol, la palabra autismo es el tronco del árbol y las ramas son la hipersensibilidad, la falta de vocabulario, los movimientos repetitivos, las obsesiones, el aleteo con las manos, algunos problemas estomacales, distorsiones en el sueño y el déficit de atención.

¿Cómo los padres pueden detectar este fenómeno y cómo ayudar a sus niños o niñas en este trance?

Si un padre o una madre quiere ver si su hijo es diferente, que lo ponga en un círculo con los otros niños. Ahí va a ver la diferencia. Si el niño no puede socializar, si no puede jugar con los otros niños, si se queda siempre solo, si no juega con otros niños que ya conoce, si hay una falta de atención importante, si hay agresividad y si hay movimientos repetitivos, entonces esos son los síntomas de este síndrome que debe llevar a los padres a pedir ayuda. Es fundamental la intervención temprana porque, para un niño de dos años, lo que hay que trabajar es lo que tiene que hacer a esa edad, hablar, mirar a los ojos, conversar y seguir órdenes. Mientras que un niño de 6 o 7 años tiene que saber escribir, tiene que poder elaborar oraciones y muchas otras habilidades más. Por eso, los padres no deben tener miedo y busquen ayuda para lograr una intervención temprana de estos trastornos.

¿Cómo se trata el tema de las actitudes con cierto grado de violencia en estos casos?

Hay que ver por qué están siendo violentos. Puede ser una manera de comunicación. Puede ser que algo los esté molestando internamente. También puede ser un acto automático, es decir, que se sienten bien al hacer ciertos golpes o ciertos gritos.

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