El debate político ausente, pero hay mucho circo

El debate político ausente, pero hay mucho circo

Hernán Cabrera M.

El debate político en la actual coyuntura está centralizado en las denuncias de abuso sexual, pedofilia y oferta de niñas que le hacían al poderoso.

Tanto el oficialismo en sus dos vertientes y la oposición han concentrado sus fuerzas y capacidades en estos delicados temas, que debe causar, sin duda, indignación nacional. Sin embargo, algunos abogados, periodistas y escribidores tratan de lavar la imagen del expresidente Evo Morales. Aseguran que éste no hizo nada durante sus 14 años de gobierno, y que todo es invento de la derecha y del imperio para inhabilitar su candidatura para las elecciones nacionales del 2025. Incluso, indican que lo quieren liquidar a Morales físicamente.

El ejercicio de la política ha caído tan bajo que éstos son los temas centrales. Hace falta urgente un golpe de timón. La política y la gestión del poder se corrompieron al extremo que no es extraño que cada vez surjan denuncias de abuso sexual, trata y tráfico de personas y violaciones. Los protagonistas son diputados, senadores, dirigentes sociales y un expresidente. Éste ha decidido revelarse ante la justicia. Usa a sus bases para bloquear caminos y evitar que el proceso judicial avance.

Hoy, nos ocupa las ofertas de niñas y señoritas que le hacían a Morales, en diferentes comunidades, cambio de obras. Es decir, sexo y obras, sexo y dinero, sexo y favores políticos. Estas transacciones ilegales e inmorales no deben quedar en la impunidad ni en simples advertencias.

El debate político en Bolivia está ausente. La guerra sucia y hediendo que enfrenta al MAS contra el MAS ocupa la agenda pública. La cual la oposición le hace el juego o baila la misma canción ranchera, al mejor estilo mexicano.

El debate político en Bolivia está ausente hace muchos años, ni previo al día de las elecciones se realizan debates entre los candidatos como en varios países democráticos. El Tribunal Supremo Electoral debe obligar a los candidatos a confrontar sus programas de gobierno con miras a las elecciones nacionales de 2025. El periodismo debe despojarse de sus preferencias políticas y miedos para sentar en una misma mesa a los candidatos de todas las fuerzas políticas. Es un reto grande e importante. Los votantes quedaremos agradecidos.

La deliberación va más allá de simples deseos de escuchar, oír y analizar las ofertas electorales. Se trata de profundizar una cultura del debate político en Bolivia. Hace falta. La filosofía generó durante siglos discusiones sobre política, religión o cultura. Las deliberaciones son necesarias porque no hay verdades absolutas, no hay asuntos cerrados, «todo fluye», todo cambia.

Las circunstancias desatan otros temas, pero el método sigue siendo el mismo: el debate. En la actualidad, se delibera con avidez, pasión y emoción sobre tópicos cotidianos, en los círculos familiares, sociales, académicos, políticos o culturales. El contraste de ideas fortalece el sistema democrático y las relaciones sociales.

Es un imperativo la búsqueda de entendimiento. Somos ciudadanos de una democracia que se sustenta en un Estado y en una Constitución. La libre expresión se ha arraigado en las sociedades y en los individuos con tanta fuerza y convicción que limitar o bloquear estas dimensiones del ser humano equivaldría a atentar contra la vida misma.

La discusión no sólo es el camino para medir la capacidad de quienes pretenden gobernarnos, es la vía más adecuada para construir una opinión pública sólida. En este sentido, Joseph Pulitzer sostenía que «la opinión pública podría describirse como la suma de las opiniones personales. Es lo que sienten o piensan las masas, la mayoría. La opinión pública regula la conducta de una comunidad y por ello es una ley no escrita: el sentimiento dominante que representa un acuerdo o un código moral y de educación común”.

Nos hacemos más democráticos practicando la tolerancia y el respeto a la opinión diferente. Somos más ciudadanos practicando los valores democráticos. Somos más libres, ejerciendo nuestras libertades de expresión y de elección. Nos hacemos más responsables leyendo cada día y fortaleciendo nuestras capacidades.

Los candidatos se harán más transparentes y coherentes debatiendo sus programas y sus visiones de la Bolivia que quieren construir. Se harán más transparentes dando la cara y hablándole al país el por qué y para qué quieren gobernarnos. Si no lo hacen, nuestro voto será la respuesta.

 

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