“Hombre mató a su pareja por celos…”

“Hombre mató a su pareja por celos…”

Hernán Cabrera M.

Cada vez que ocurre un hecho sangriento como el asesinato de una mujer, que se ha vuelto cotidiano en el Estado Plurinacional que tiene una serie de leyes que protegen y defienden a las mujeres en todos los ámbitos, de forma inmediata la policía o los fiscales encargados del caso sacan sus sesudas conclusiones: la mató porque mucho la celaba o que le era infiel.
Libreto que los periodistas en sus medios de prensa lo repiten hasta el cansancio, con titulares grandes, largos y cansinos minutos en la televisión, en la que vuelven a pasar las mismas imágenes una, dos, diez veces y con la voz improvisada del reportero que sin guión en la mano, comete errores vergonzosos.
Los feminicidios en Bolivia van en ascenso cada año que concluye y al empezar el 2025 ya se han registrado varios. No vamos a dar los casos o números, para no convertir a la mujer asesinada en un dato más. De eso se encarga el Fiscal General del Estado que cada vez da sus conferencias de prensa solo para anunciar la cantidad de casos de mujeres asesinadas o que han sufrido algún tipo de violencia.
Las palabras tienen sus connotaciones específicas y el ciudadano se queda con lo primero o con lo que la prensa repite de forma permanente, como los casos de asesinatos de mujeres, siendo la más común esa que de forma permanente leemos, escuchamos y vemos en los medios de comunicación, en los informes de la policía o en las investigaciones del fiscal experto: el hombre la celaba y por eso la mató; el sujeto acribilló a su pareja porque la encontró con otro hombre, y otros similares, lo que tiene varios elementos centrales pero totalmente equivocados y vergonzosos para el oficio periodístico.
Alex Grijelmo, periodista español, autor de libros como “El estilo del periodista”, “La seducción de las palabras” y otros, dijo que “las palabras no solo significan: también evocan”. Precisamente la narración periodística o la historia de esos feminicidios están significando el hecho de que el hombre tuvo razones para cometer su asesinato y evocan un sentido de responsabilidad de la mujer que está acuchillada o con varios balazos en el cuerpo o estrangulada. Ella es la que propició su hora final y bastane cruel y sangrienta. Nietzsche nos enseño que toda palabra tiene su poder y mucho más cuando la prensa reitera en los mismos conceptos, se alimenta un sentimiento colectivo en la sociedad, que se viene acostumbrando a informarse de mujeres violadas, asesinadas, violentadas, sin que la vorágine de estos hechos disminuyan o sean controlados, a pesar de que Bolivia tiene un ramillete de leyes claras y contundentes, además de instituciones del Estado y de la sociedad civil que dicen trabajar y velar por la vida, la salud, la educación, la integridad de las mujeres.
Desde el punto de vista periodístico, legal, ético y de los derechos de las victimas y de sus familiares, estos titulares son pésimos y lo lamentable es que se viene repitiendo año tras año, sin que les mueva un poco de pudor a los periodistas, a los medios de prensa, a las organizaciones de periodistas, incluso uno llega a cuestionar ¿qué clase de profesionales en periodismo vienen formando el montón de universidades privadas y públicas que hay en el país, cuando cometen estos garrafales errores? Acá van algunos ejemplos:
– Dos personas fueron asesinadas y un tercero resultó herido durante una pelea por celos en medio del consumo de bebidas alcohólicas. El crimen ocurrió ayer por la mañana en la zona de Cotahuma, en la ciudad de La Paz. Los Tiempos, 15 de agosto de 2024
– Jeferson Dorado confesó que la mató por celos y como trabajaba de draguero en las riberas del Piraí, la enterró en esa zona. El Deber, 1 de marzo de 2021-
– Mujer mató a su pareja apuñalándolo en el pecho por celos. Según las investigaciones el hecho se suscitó en medio de una discusión por celos, el varón reclamó a la mujer, y ella terminó apuñalando a su pareja. Red Uno, 12 de agosto de 2024
– Un hombre mata por celos a su pareja y luego se quita la vida con dinamita, ANF, 17 de septiembre de 2019
La académica y linguista Claudia Bowles Olhagaray, señala que “lo grave no solo es ´concentrarse´en eso, ( con lo cual estaríamos aceptando que ocurre) sino pensarlo, sentirlo. Si las emociones fueran otras, el discurso periodístico ( y otros) tal vez serían diferentes. Pero amén de ello, a los medios (todos y de toda naturaleza tecnológica) no le interesa realmente comunicar adecuadamente, con precisión pero también respeto al lector; creo que todos sabemos que le interesa vender. Y me atrevo a decir que la provocación también es parte de su estrategia mercantil, de otra manera, no estaríamos vos y yo, comentando este lamentable titular. Finalmente, para tener mayor calidad en edición de textos, hay que pagar”, me escribió en mi muro del Facebook.
Así que estimados periodistas nada más valiente de reconocer los errores y avanzar mirando para adelante, pero en el marco de los derechos humanos, precisamente para no gastar la credibilidad de que aún goza el periodismo y la confianza ciudadana, pero si siguen en esta dinámica de responsabilizar a la mujer por su propio asesinato porque despertó celos a su pareja, porque la encontró con otro hombre, porque no la atendía bien, aunque dirán esos dicen los informes policiales, pero ojo en la universidad nos enseñan que siempre hay que sospechar de todas las fuentes informativas, en especial de la policía que siempre comete serios y graves errores contra la dignidad de las personas.

Es sencillo: No titular ni enfocar la noticia de un feminicidio, como lo vienen haciendo: La mató por celos, es un dato irrelevante que denigra a la víctima y su entorno familiar. No la mató por celos. La asesinó por cobarde, por ser un vil asesino, por despreciar la vida, porque quiso hacerlo y es de su total culpabilidad. No dejen margen de duda del hecho sangriento y no repitan los informes policiales.
Grijelmo nos provoca esta reflexión: “Cómo se elige cada palabra para el momento adecuado, cómo se expresa con música lo que en realidad es un ruido, cómo se tocan los lugares sensibles a nuestra memoria…Esto es la seducción de las palabras. Un arma terrible”.

 

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