El sistema bancario nacional registró un crecimiento interanual del 5,5% en su cartera de créditos, que alcanzó los $us29.869 millones a mayo de este año. Este avance, en medio de un entorno desafiante, reafirma el compromiso del sector con el financiamiento de la economía y el acceso al crédito para las familias bolivianas.
Pese al crecimiento, uno de los principales retos sigue siendo la gestión de la cartera reprogramada, que suma $us4.549 millones, equivalente al 15% del total. Estas operaciones, en muchos casos originadas en el periodo de la pandemia, reflejan el respaldo brindado a los prestatarios con dificultades para cumplir sus obligaciones, aunque también representan un riesgo para la recuperación del sistema.
La cartera en mora se ubicó en $us950 millones, y un 62% de esa cifra corresponde a créditos que ya habían sido reprogramados. Este dato revela que gran parte de los problemas actuales tienen raíces en medidas adoptadas años atrás, como el diferimiento generalizado de pagos, que aún hoy deja un saldo pendiente de $us784 millones en activos improductivos.
En el ámbito de los pasivos, los depósitos del público ascendieron a $us30.735 millones, con un crecimiento del 3,0% respecto al mismo mes del año anterior, impulsado especialmente por las cajas de ahorro. Por su parte, el patrimonio de la banca alcanzó los $us3.175 millones, con un incremento del 10,3%, reflejando la reinversión continua de utilidades y la fortaleza patrimonial del sistema.
Estos indicadores dan cuenta de un sector sólido, que mantiene niveles de solvencia por encima de los requerimientos regulatorios. No obstante, expertos del sector coinciden en que es fundamental preservar la estabilidad y rentabilidad de la banca, como base clave para el crecimiento económico. Esto implica adoptar medidas que permitan a las familias y empresas mantener su actividad productiva y financiera, en un contexto todavía marcado por las secuelas de la pandemia.