El último Informe Mundial sobre Drogas 2025, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), confirma que Bolivia mantiene una superficie estable de cultivos de coca, estimada en 31.000 hectáreas, lo que representa cerca del 8 % del total mundial. Aunque no se reportan aumentos significativos, el informe advierte que persisten problemas estructurales como la presencia de cultivos en áreas protegidas, debilidad en la erradicación y tensiones sociales en regiones productoras.
La superficie cultivada se concentra principalmente en los Yungas de La Paz y el Trópico de Cochabamba, donde incluso se detectaron plantaciones dentro de parques nacionales como Carrasco, Amboró, Madidi y Apolobamba. En 2023, se erradicaron 10.302 hectáreas, apenas un 0,4 % más que en 2022, incluyendo más de mil hectáreas en áreas de conservación ecológica.
En el contexto global, la producción de cocaína alcanzó niveles récord, con un aumento del 34 % respecto al año anterior. Aunque Bolivia no contribuyó directamente a ese aumento, la ONU alerta que los esfuerzos actuales de control no están siendo suficientes para contener el problema del narcotráfico a nivel regional.
El informe también destaca que Bolivia sigue defendiendo el uso tradicional y cultural de la hoja de coca, amparado por la Constitución Política del Estado y la Ley General de la Coca. En ese marco, el país solicitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2023 la revisión de la clasificación internacional de la hoja, buscando diferenciarla de la cocaína en los tratados internacionales.
Sin embargo, la comunidad internacional insiste en que Bolivia debe reforzar los mecanismos de control sobre los cultivos excedentarios, intensificar la erradicación en zonas no autorizadas y ampliar programas de desarrollo alternativo para las comunidades cocaleras. También preocupa el impacto ambiental de los cultivos ilegales y los reportes de corrupción dentro de las fuerzas encargadas del control de drogas.
Bolivia ocupa actualmente el tercer lugar mundial en superficie de cultivo de coca, detrás de Colombia (67 % del total) y Perú. El país mantiene su política de “coca sí, cocaína no”, pero los expertos alertan que será necesario un enfoque más integral y coordinado para responder a los desafíos crecientes del narcotráfico en la región.