Una ola de calor extrema azota al sur de Europa y ha puesto en alerta roja a decenas de ciudades por las elevadas temperaturas, que en varias zonas ya superan los 40 grados centígrados. El fenómeno afecta principalmente a Italia, España, Francia y Portugal, y ha obligado a las autoridades a activar planes de emergencia sanitaria y prevención de riesgos. Así lo reporta el portal INFOBAE en un artículo publicado este sábado.
En Italia, 17 ciudades han sido declaradas en alerta roja desde el sábado, incluyendo Milán, Bolonia, Turín, Nápoles y Palermo. En Roma, la temperatura alcanzó los 30 grados a primeras horas del día y se prevé que llegue a los 37. Como medida de precaución, las autoridades han prohibido trabajos al aire libre en determinadas horas del día, especialmente en regiones como Liguria y Sicilia.
España también enfrenta una situación crítica. Varias regiones están bajo alerta naranja y se espera que las temperaturas más altas se registren entre el domingo y el lunes, con picos de hasta 42 grados. Las zonas más afectadas podrían ser los valles del Guadalquivir, Guadiana, Tajo y Ebro, donde se anticipan máximas que rondarán los 43 grados.
Francia y Portugal tampoco escapan a la ola de calor. En ambos países se han emitido alertas por riesgo de incendios forestales y por noches especialmente calurosas que dificultan el descanso y aumentan el riesgo para personas vulnerables. Según los expertos, esta situación se debe a una “cúpula de calor”, un fenómeno atmosférico que atrapa el aire caliente y lo mantiene estacionario sobre una región, elevando las temperaturas de manera sostenida.
Ante este panorama, INFOBAE señala que los gobiernos han intensificado sus campañas de concienciación. Se recomienda evitar actividades físicas durante las horas de mayor calor, mantenerse bien hidratado, protegerse del sol y cuidar especialmente a niños, personas mayores y pacientes con enfermedades crónicas.
Expertos en meteorología y cambio climático advierten que este tipo de olas de calor se están volviendo más frecuentes, intensas y tempranas, en gran parte como consecuencia del calentamiento global. Los episodios extremos, que antes eran excepcionales, ahora amenazan con convertirse en una constante durante los veranos europeos.
La situación actual en el sur del continente es una señal de alerta sobre los efectos del cambio climático y la necesidad de tomar medidas urgentes de adaptación y mitigación, tanto a nivel local como global.