Este 17 de agosto, Bolivia no vota como cualquier domingo. Vota para cerrar un ciclo de más de 20 años de socialismo que pasó del 64,2 % en 2009 y el 61,3 % en 2014… a un mísero 16 % hoy. En solo una década, el bloque que se creyó eterno perdió tres cuartas partes de su fuerza. Por primera vez en décadas, la oposición democrática suma más del 80 % de la preferencia nacional. En siete días, podemos dar el golpe final.
Nuestra historia reciente se ha movido en tres ciclos.
En 1982, recuperamos la democracia, pero la izquierda y el socialismo la hundieron en un caos económico justo cuando apenas aprendíamos a vivir en libertad.
En 1985, con el Decreto Supremo 21060 de Víctor Paz Estenssoro, llegó el ciclo de la economía abierta: duro y polémico, pero nos salvó del colapso y devolvió un mínimo de institucionalidad al Estado.
En 2006, comenzó el ciclo del plurinacionalismo socialista: secuestraron las autonomías, destruyeron instituciones, manipularon la justicia y convirtieron la corrupción en sistema y finalmente nos hundieron en una multicrisis profunda.
Pero hay una batalla que no debemos olvidar: la autonomía plena. Hace más de 20 años, el Cabildo del Millón llenó el Cristo Cruceño con un rugido que dijo “Autonomía C4r4j0!!” al centralismo. Ese día nació un mandato que aún espera cumplirse. Este 17 de agosto debe ser el golpe de martillo que cierre el ataúd del socialismo y abra un ciclo donde las regiones decidan su destino.
Hoy, Bolivia necesita un nuevo ciclo: apertura de mercados, descentralización real, reinstitucionalización del Estado, erradicación de la corrupción y una economía libre de las cadenas del control político. Pero también un rescate moral: familia como núcleo de la sociedad, trabajo honesto, libertad responsable y bien común como guía.
Y aquí te hablo a vos, que estás indeciso: si te quedas en casa, otros decidirán tu futuro. Y si ellos ganan, no tendrás derecho a quejarte. Esta no es solo nuestra lucha: es la herencia que dejaremos a quienes hoy tienen 10 o 12 años y merecen un país libre y digno.
Imaginate el día después de ganar: banderas en las calles, familias abrazándose, regiones celebrando su autonomía, un país que vuelve a respirar libertad. Ese futuro está a una papeleta y 7 días de distancia.
En 7 días, podemos iniciar la transición definitiva: dejar atrás un país pobre, dividido y desmoralizado, para construir una nación próspera, unida y con principios sólidos. Si fallamos ahora, no habrá otro ciclo que nos salve.
Este 17 de agosto, votá con memoria, votá con valores, votá con valentía. Porque el futuro de Bolivia, tu futuro no se pide…se conquista.
Bolivia no se vende. Bolivia se defiende. Nos vemos en las urnas, hagamos historia Bolivia!!!
