Es clave tener presentes estos apuntes electorales para analizar, desde distintas perspectivas, el proceso de votación que Bolivia vivirá el 17 de agosto de 2025.
Todo proceso de elecciones debiera representar un lugar de encuentro entre los bolivianos, ese encuentro pacífico y armónico necesario, donde se respete la decisión popular expresada en las urnas, y en el que las autoridades elegidas honren el voto recibido, y que, por supuesto, trabajen por el progreso y bienestar nacional.
La mentalidad de toda autoridad elegida debiera ser: honrar el voto de quienes sí confiaron, y hacerlo con trabajo, con un eficiente y transparente uso de los recursos públicos; y, además de ello, mostrar a los que no votaron por esa persona, que dicha autoridad está gobernando para todos. La línea de gobernar para todos no ha sido entendida hasta el momento.
Ese “deber ser” de la política, es una meta a conseguir, mucho más en una situación actual donde la crisis existente es estructural, ya que nuestro país reúne todos los elementos críticos: crisis económica, jurídica, política, social, moral, ambiental, aspectos que deben ser encarados, por las nuevas autoridades y por la población en su conjunto, con la absoluta responsabilidad. Y claro, las autoridades deben trabajar de la mano con la población, lo cual es un aspecto elemental para la estabilidad que todos ansiamos.
El 10 de octubre de 1982, el país inició un proceso de democracia cuando los militares retornan a sus cuarteles, y los civiles al poder. Desde allí, hubo momentos en los que la estabilidad de Bolivia se encontró muy delicada y al borde del precipicio, pero los bolivianos supimos reaccionar a tiempo; de esta manera, se mantiene la democracia, pero la misma se encuentra muy golpeada. La disminución de la calidad de la democracia es muestra fiel del real estado de situación en el que nos encontramos.
No obstante, tampoco se puede circunscribir la democracia a la sola emisión del voto, ya que los elementos que son parte de ella, además del sufragio, es el respeto a la Constitución y las leyes, la transparencia en la función pública, el garantizar los derechos y libertades tanto individuales como colectivas, el tener respeto a la independencia de los Órganos del Estado, el que existan tribunales y jueces independientes, en donde el Gobierno no persiga a sus propios ciudadanos que piensan políticamente diferente, por mencionar algunos aspectos de los tantos existentes que deben ser cumplidos tanto por los gobernantes como por los gobernados.
Las Elecciones Generales 2025 deben sentar las bases de un Estado Constitucional de Derecho, que garantice el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos, donde el abuso de poder sea cosa del pasado, y en el que los gobernantes rindan cuentas de sus acciones y omisiones, con autoridades que trabajen sin descanso por y para la población. Asimismo, y debido a la crisis estructural existente, el nuevo Gobierno deberá encarar acciones de soluciones, y realizar medidas para que la ciudadanía confíe en las instituciones, lo que, en este momento, no sucede.
Si los ciudadanos conocemos el estado de situación crítica de nuestra Bolivia, los políticos también deben saberlo; y por eso es que ellos, al postularse, deben entender que cuando lleguen a los cargos públicos, tendrán que dar soluciones reales, efectivas y duraderas a los problemas nacionales, sino… entonces, ¿Para qué se presentaron en sus candidaturas?
Ahora bien, es importante conocer quince apuntes electorales importantes, para ver, desde diversas ópticas, el proceso de elecciones que Bolivia tendrá el 17 de agosto de 2025, el cual coincide con el Bicentenario de la Independencia Nacional.