El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, condenado este jueves a 27 años y tres meses de cárcel, aún no irá a prisión y su defensa podrá presentar un recurso de apelación contra el fallo dictado por los jueces de la Primera Sala de la Corte Suprema, o para posponer su aplicación.
Con cuatro de cinco votos a favor, Bolsonaro y los otros siete reos en la causa fueron declarados culpables de delitos contra la democracia, como intento de abolición del Estado democrático de derecho, golpe de Estado, organización criminal, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
Tras la publicación de la sentencia con la decisión judicial, que puede demorar hasta 60 días desde el juicio, las defensas del expresidente y los otros siete condenados disponen de un plazo para interponer un escrito de apelación.
En el caso de Bolsonaro, solo cabe la posibilidad de presentar los llamados ‘recursos de aclaración’, que tienen como objetivo especificar algunas cuestiones del texto final de la sentencia, lo que podría derivar en una reducción de la pena o en un aplazamiento del cumplimiento de la misma.
No obstante, no podrán solicitar que la pena sea analizada por el plenario del Tribunal, lo que podría cambiar el resultado del juicio.
Para hacer uso de este recurso habría sido necesario dos votos divergentes entre los cinco jueces, pero en la causa de Bolsonaro, solo un juez votó a favor de librarlo de todos los cargos, así que esta posibilidad está anulada.
Si se presenta el recurso, corresponde al magistrado Alexandre de Moraes, relator del caso, revisarlo y marcar el inicio de ejecución de las penas.
Una vez que se agotan los recursos, la pena se vuelve efectiva.
En Brasil, las condenas mayores a ocho años de prisión requieren de cumplimiento a régimen cerrado.
Sin embargo, por sus problemas de salud y edad avanzada, el exjefe de Estado, de 70 años, podrá solicitar cumplir la pena en prisión domiciliaria, algo que ya ha sido considerado por su defensa, según declaraciones públicas.
Recientemente, el Supremo le otorgó prisión domiciliaria al exmandatario Fernando Collor de Mello (1990-1992), de 76 años, quien alegó diversos problemas de salud.
Bolsonaro ya se encuentra actualmente en prisión domiciliaria por violación de medidas cautelares que le habían sido impuestas en el marco de otro proceso.