Perú atraviesa una de las etapas más prolongadas de inestabilidad política en América Latina. La reciente vacancia de la presidenta Dina Boluarte —aprobada por unanimidad en el Congreso— marca la llegada del séptimo presidente en solo nueve años. Para el analista y especialista en políticas públicas José Ignacio Beteta, esta situación refleja una crisis estructural del sistema político peruano.
“Vamos rumbo al octavo presidente antes de 2026”, advirtió Beteta durante una entrevista concedida a un medio boliviano, donde analizó el contexto actual y los factores que sostienen este ciclo de inestabilidad.
Vacancia presidencial y transición de poder
La salida de Boluarte se produjo tras un ataque armado en un evento público, en el que falleció un cantante popular. El hecho, sumado a un entorno de creciente inseguridad y escándalos de gestión, detonó la decisión del Congreso. En su reemplazo, asumirá de forma interina José Jerí, actual presidente del Legislativo, cuestionado por denuncias de corrupción, pero sin una línea ideológica definida ni protagonismo electoral.
“Los partidos con mayores opciones en 2026, como el de Keiko Fujimori, han permitido que Jerí asuma, para no cargar con el costo político del caos actual”, explicó Beteta.
Crisis institucional: entre vacancias y cierres del Congreso
Beteta señaló que tanto la figura de la vacancia presidencial como la del cierre del Congreso se han convertido en herramientas de uso político inmediato, perdiendo su carácter excepcional. Según el analista, esto ha generado un clima de inestabilidad permanente y enfrentamientos entre poderes.
“Alguna reforma tiene que venir. No podemos tener un presidente cada año y medio. Eso es insostenible”, sostuvo.
Crimen organizado: factor detonante de la crisis
El crecimiento de la violencia y el crimen organizado es otro eje crítico en la coyuntura peruana. Beteta explicó que bandas vinculadas al narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión están operando en diversas ciudades del país, con conexiones transnacionales.
“Este es un fenómeno regional, no local. Tiene raíces en la migración descontrolada y requiere una respuesta coordinada entre países”, advirtió.
Elecciones 2026: fragmentación extrema y baja legitimidad
Con más de 33 partidos inscritos para las elecciones generales de abril de 2026, el escenario electoral se presenta fragmentado y con escasa representación real. Según Beteta, es probable que los dos candidatos que pasen a segunda vuelta lo hagan con apenas un 25% del respaldo electoral.
“Vamos a elegir entre figuras con poco arrastre y legitimidad. Ningún candidato representa hoy una mayoría clara”, afirmó.
Economía estable, pero sostenida por la informalidad
A pesar del caos político, la economía peruana muestra cierta estabilidad. Para Beteta, esto se debe en gran parte a la alta informalidad, que alcanza al 70-75% de la población económicamente activa.
“La gente sobrevive al margen del Estado. No tributan, no reciben servicios, pero siguen adelante. Esa desconexión ha sido, paradójicamente, una forma de resistencia”, explicó.
Conclusión
La frase de Beteta resume el momento que vive el país:
“Siete presidentes en nueve años. Vamos rumbo al octavo antes de 2026.”
Un ciclo de inestabilidad que ha erosionado la confianza en las instituciones, dificultado la gobernabilidad y planteado desafíos urgentes en seguridad, representación política y reforma del sistema. Mientras tanto, el país se acerca a unas elecciones sin liderazgos claros y con una ciudadanía cada vez más alejada del aparato estatal.