Mañana es el tan esperado Debate entre Candidatos Presidenciales con vistas a la segunda vuelta electoral. Ya no están en lid senadurías ni diputaciones (se “parieron” tres bloques principales pero ninguno obtuvo mayoría per se; en otra columna las expliqué); todo el arco del masismo (AP, MAS-IPSP y FP) implosionó; el “mentado” éxito de Morales con el voto nulo se desinfla cuando del total de votos nulos (19,87 %) se le resta el 4 a 5 % que hubo en votos similares en todas las elecciones desde 1985 (peor disparate cuando evistas quisieron sumar votos en blanco); de los dos punteros en las encuestas, uno terminó tercero (19,69 %), lejos del 26,8 % de ponderados que le dieron las últimas encuestas (lo que demuestra cuán venenosas son algunas adhesiones y alianzas); el cuarto en las encuestas (9,6 % ponderado) quedó primero con el 32,06 % de los votos válidos.
Y se va el país para la segunda vuelta. Si la primera tuvo de todo: alianzas fracasadas, insultos, fake news, procesos irreales, combinaciones y recombinaciones y un resultado que, aparentemente, redibujó el país en dos bloques —sin el MAS pero con lo que parecía una Nueva Media Luna— y redimió los apoyos: del tercero al primero, cumpliendo una promesa que hasta entonces pudo parecer más eslogan de campaña.
Hasta ahí, bien. Uno era heredero de una familia ducha en política (el padre vicepresidente y presidente, en su momento cabeza del tercer partido del país; el hermano, munícipe en La Paz; él mismo, Paz Pereira, fue diputado, munícipe, alcalde y aún ahora es senador), de ideología aparentemente socialdemócrata (el nombre del partido que le dio su sigla es lo de menos; se las dio, antes, a otros de filiaciones muy diferentes) pero en el período inmediato a las elecciones estaba abriéndose a ideas liberales de mercado al incorporar elementos importantes (y elogios) del economista Dunn, candidato bloqueado; por demás, poco conocido fuera de Bolivia y tampoco dentro, lo que lo llevó a una tenaz campaña de acercamientos en todo el país. El otro fue ministro, vicepresidente y presidente, vinculado antes al nacionalismo militar de derecha y hoy campeón liberal; es, en planos diferentes a los de Morales, el político boliviano más reconocido internacionalmente. Paz aventajaba en el imaginario del votante a Quiroga, cumpliendo (con dificultad pero reforzado por su campaña) con las demandas previas a las elecciones de candidato nuevo (a pesar de su apellido histórico en la política boliviana y sus 23 años en esas lides desde que en 2002 fue electo diputado pero le ayudó que, hasta 2020, estuvo circunscrito en la política de Tarija) y candidato joven (no obstante sus 58 años, más edad que otros jóvenes candidatos con 37, como Del Castillo y Rodríguez pero que cargaban con el sambenito del MAS).
Hasta la primera vuelta, creo que todos (o los más) habíamos identificado al vice de Quiroga: emprendedor tecnológico exitoso, joven, cruceño, clase media-alta, del que en ocasiones se prefería que no hablara. Pero la noche del 17 de agosto, Bolivia conoció mediáticamente (posiblemente muchos lo habían conocido antes “en directo” por la campaña territorial que hizo) al candidato a vice de Paz: joven, abogado, capitán dado de baja de lo policía, cochabambino, aparentemente clase popular, irreverente y espontáneo que desde ese momento tomó el protagonismo real del binomio, con muy probable desesperación de los asesores de la campaña. (Digo “muy probable desesperación” porque han tenido que “explicarlo” en más de una ocasión, como Espinoza, el gurú económico del equipo de Paz, tras el debate vicepresidencial y el anuncio del candidato de que “los subsidios a los hidrocarburos no se quitarían…”).
El debate vicepresidencial terminó en chacota, incumpliendo el reglamento que habían acordado los partidos para desesperación de los moderadores, sobre todo de los dos que “embarcaron” en última hora a pedido del PDC: desde el inicio los insultos permanentes, la irreverencia de su actitud y la desubicación en su aspecto, a veces más mitin patriotero y sin presentar propuestas algunas, demostraron que el vicepresidencial del PDC entendió perfectamente cuál es el “juego” que lo hace atractivo para un sector del electorado, mientras que el otro candidato de LIBRE estuvo permanentemente a la defensiva, nervioso —su comunicación gestual era de victimismo—, sin poder decir su libreto de propuestas y dando continuas muestras de conciliar, quedó anonadado.
(Voy a obviar el racismo de los tweets de uno y las declaraciones públicas del otro, que son aspectos que deberían aclararse antes del 19 de octubre, que bastante palabras han jalado a muchos; también los juicios de uno y los cobros supuestamente irregulares del otro).
Como mencionó en su homilía del pasado domingo el Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor René Leigue Cesari, los políticos tienen que interpelarse a ellos mismos por el dolor de los pobres engañados por promesas que nunca se cumplen: Tal cual advierte la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), no puede vivirse de manera individual y egoísta y falseando ilusiones: «Lo más doloroso, y sobre todo el pecado más grande, es ilusionar a un pobre y después no hacer nada por él, mellando su respeto y dignidad».
Regresando al inicio, mañana será el debate (único) de los dos candidatos presidenciales. Tras 43 años de haber recuperado la democracia y casi veinte de manoseada ésta a voluntad del Poder de turno, el país espera oír propuestas y explicaciones: de soluciones a la crisis económica, el subsidio a los hidrocarburos, el crecimiento económico —esto en el país que más se reducirá económicamente hasta 2026, según el Banco Mundial—, el ajuste fiscal, la normalización cambiaria y la política monetaria, éstas todas circunscritas hasta ahora a la participación de sus equipos económicos en foros especializados; también cuáles serían sus propuestas y objetivos para la salud, la educación, la sostenibilidad del sistema de pensiones, la seguridad, el narcotráfico… en fin, todos los temas urgentes y urgidos de aclarar.
Quiroga es un experimentado debatista; Paz demostró ser un hábil expositor en debates de la primera vuelta (en otra posición y con otras urgencias atrás); confluyen en muchas ideas pero no sabemos cuál será su idea de gobernabilidad. Confiemos en la calidad del debate.
Bolivia lo necesita para salir del hueco. Dios lo provea y nos bendiga.
No quiero dejar, en dos cortas líneas, lo que en épocas menos electoralizadas hubiera ameritado una y más columnas: María Corina Machado Parisca, la voz de la dignidad venezolana y la gran luchadora por la Libertad recibió el Premio Nobel de la Paz 2025 otorgado por el Comité Noruego del Nobel.
¡Orgullo y satisfacción de todos los demócratas del mundo!