En el acto oficial de transición de mando, el nuevo vicepresidente de Bolivia, Edmand Lara, pronunció un extenso discurso en el que combinó mensajes de reconciliación nacional, reconocimiento histórico y compromiso con la transparencia institucional.
“Hoy comienza una nueva historia”, expresó Lara al inicio de su intervención, marcada por momentos de emotividad. Recordó las luchas y dificultades que precedieron al cambio de gobierno y destacó el inicio de una etapa que, según dijo, debe estar guiada por la unidad y el perdón.
Durante su mensaje, el vicepresidente rindió homenaje a figuras históricas como Túpac Katari, Juana Azurduy, Murillo, Sucre y otros héroes nacionales, señalando que Bolivia es heredera de la resistencia, el mestizaje y la diversidad cultural. “Las veces que Bolivia se unió, Bolivia venció; las veces que se dividió, sufrió”, afirmó.
Lara también abordó la situación económica del país, reconociendo la existencia de una crisis marcada por la escasez de carburantes, la inflación y la falta de divisas. En ese contexto, valoró la labor del presidente Rodrigo Paz Pereira, quien —dijo— ha iniciado la normalización de los combustibles y la apertura de relaciones internacionales.
Uno de los ejes centrales del discurso fue su llamado a combatir la corrupción y reformar la justicia. “La corrupción no solo roba dinero; roba confianza, futuro y hasta la fe”, manifestó, insistiendo en que el nuevo gobierno “no nace para administrar, sino para reconstruir”.
El vicepresidente también hizo una alusión personal a su pasado como policía, relatando que fue dado de baja tras denunciar abusos e irregularidades dentro de la institución. “Me quitaron mi uniforme, pero no pudieron quitarme mi convicción”, dijo, destacando que su “nuevo uniforme” es ahora el de Bolivia.
En un tono simbólico, invitó a todos los sectores de la sociedad —campesinos, obreros, empresarios, maestros, estudiantes y profesionales— a “ponerse el mismo uniforme, el del compromiso con la patria”, subrayando la necesidad de unidad y reconciliación tras años de polarización política.
Lara cerró su discurso con un mensaje de optimismo: “El tiempo de la revancha terminó. El tiempo de la reconciliación ha comenzado. Que viva la unidad, que viva Bolivia y que muera la corrupción”.
