El artículo publicado en el diario La Razón presenta el nuevo libro de 300 páginas de Roberto Lorenzo Dotti, periodista y documentalista, que será lanzado en las próximas semanas.
La obra ofrece un seguimiento detallado de las elecciones de Bolivia 2025, desde comienzos de año hasta la actualidad, y forma parte de la producción más reciente del autor, quien también publicó este año Historia del periodismo dentro de la Colección Literatura Cruceña 1825-2025.
A través de crónicas, análisis y testimonios, Dotti reconstruye paso a paso uno de los procesos electorales más intensos y sorprendentes de la historia reciente del país. Compartimos la publicación en extenso:
“Bolivia vivió una elección que no solo puso en juego el poder, sino también la forma de entender la política. Fue una travesía intensa, con traiciones que dolieron ver y con estrategias que naufragaron antes de zarpar. En un país acostumbrado a las sorpresas, esta vez la incertidumbre fue el único camino seguro.
Las viejas estructuras partidarias se resquebrajaron. El oficialismo se partió en tres pedazos, dejando astillas en el aire; la oposición corrió con la misma suerte, pero en sus propios espejos. El ruido digital reemplazó a los lugares públicos y comunes, y las guerras sucias encontraron en las pantallas su campo de batalla que explotó en la mano de casi todos los días. Las encuestas erraron el pulso de un país que, cansado de la vieja retórica, buscó, en silencio, otros horizontes».
Este es el inicio del prólogo de un libro que intenta contar, casi día a día y desde el inicio, la «increíble historia de las elecciones de Bolivia 2025». Una especie de crónica con momentos de ensayo que relata los sucesos más trascendentales de lo ocurrido en los escenarios políticos de una Bolivia en crisis económica, institucional y geopolítica. Lo curioso y atractivo de este proceso sucedió en el día a día, con la intensidad de los hechos por donde el periodismo trata de reunir los elementos para contar «la realidad».
Los acontecimientos surgen como un tsunami que abarrota las horas y que, coyunturalmente, desplazan una tras otra la capacidad de una reflexión lúcida y serena. Una noticia tapa a otra y el olvido parece encontrar su propósito. Que todo pase para que nada pase. Como un viejo gatopardismo que la política vernácula nos acostumbró con los años en un país complejo y apasionante. La intención del trabajo iniciado a principios de año es justamente poner a la luz los hechos, los dichos, las respuestas y las acciones de los protagonistas de esta historia en primerísimo primer plano, no solo para entender lo que pasó, sino para saber cómo pasó.
Con la mirada en el presente, podemos entender el proceso, en partes y como un todo, descubrir los velos de una historia que no deja de sorprendernos. Es que los acontecimientos fueron llevando las cosas a sitios insospechados, sabiendo que se trataba, muchas veces, de cálculos, estimaciones, probabilidades, pero que la certidumbre la darían los votos y el electorado, a quien los candidatos trataban, sabiendo o no, de seducir.
Sin saber qué iba a ocurrir, este trabajo comenzó a tejer una historia con pactos, portazos, traiciones, listas incompletas, boicots, tránsfugas, encuestas, apoyos, propuestas, programas, asesores, guerra sucia, redes que enredaban y muchos recovecos por descubrir. Esta doble elección (Ejecutivo y Legislativo) no era una elección cualquiera, no solo por los tiempos difíciles que vive Bolivia, sino por un fin de época, un inicio o transición de algo diferente. Además de este desafío, de retratar con hechos crudos la historia cruda de cada día, se dio por primera vez una segunda vuelta, donde resetear y dar de nuevo fue otro proceso diferente y ansiolítico.
Uno de los 4 capítulos comienza de la siguiente manera: «Bolivia no es un país de fácil comprensión. Todo proceso político tiene sus bemoles, y en esta oportunidad contarlo en detalle vale la pena, entre otras cosas, para saber por qué ganó quien ganó en segunda vuelta el 19 de octubre de 2025.
La carrera electoral comenzó antes de 2025. La oposición al gobierno de turno decidió adelantar la jugada planteando una unidad, a pesar de las diferencias ideológicas y programáticas, para vencer al masismo que logró el poder en 2005 y asumió en enero de 2006 con el binomio Juan Evo Morales Ayma-Álvaro García Linera.
La unión se gestó en octubre de 2024 entre Comunidad Ciudadana y Creemos, las dos fuerzas opositoras con mayor representación parlamentaria. El expresidente Carlos Mesa visitó durante dos horas al gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, en la cárcel de Chonchocoro (La Paz). «Hoy tuve un encuentro con el gobernador electo de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho. Compartimos la preocupación por los problemas del país, la coordinación legislativa y la necesidad de la unidad para terminar con el oprobioso régimen masista. Estamos en buen camino», dijo Mesa al salir de la histórica visita. La idea de construir una oposición común comenzaría a gestarse desde ese momento. Faltaban piezas, pero encajaría con otras reuniones y diálogos de otras fuerzas políticas.
El 25 de octubre, Rodrigo Paz posteaba en X: «Bolivia empezará a recuperar el orden institucional cuando Evo Morales sea detenido y procesado como cualquier otro ciudadano por los delitos que ha cometido. La ley es la misma para todos. ¡Basta de personajes tóxicos! La política debe renovarse y cambiar».
El Bloque de Unidad nació el 18 de diciembre de 2024 a la cabeza de Carlos Mesa, Jorge Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho. En esa oportunidad, el expresidente Mesa compartió los postulados de la carta que formalizaron bajo el siguiente compromiso: «Este 24 de diciembre sostuvimos una grata reunión con Samuel Doria Medina y Luis Fernando Camacho en la que compartimos nuestra preocupación por este año que nos trajo una grave crisis económica, política y social, y que presagia un 2025 aún más difícil. La unidad es la única esperanza para evitar que el MAS arrastre a nuestro país al abismo de la recesión, la miseria y el enfrentamiento. Invocamos a la esperanza, la resistencia y la firmeza para construir mejores días para nuestra querida patria», posteó Carlos Mesa en X. Posteriormente, el 14 de enero se sumaron Amparo Ballivián y Vicente Cuéllar.
El año inició con novedades tomando en cuenta la importancia de las elecciones en el bicentenario de la patria. El oficialismo apostaba por la misma línea y confiaba en el valor de su gestión; sin embargo, más tarde comenzaron los problemas».
Así, paso a paso, se describe uno de los procesos electorales más bizarros y atractivos de la historia de Bolivia. Su transitar se refleja en la lectura acompañada por testimonios y análisis, números y estadísticas que nos transportan al clima del momento; sin filtros y con las vibraciones de un país que vivió 24/7 los temblores de su destino democrático. Los meses de abril y mayo, por ejemplo, tuvieron una intensidad inusual; incluso se puso en duda, no pocas veces, que el ciclo pudiera llegar a tener un final feliz. Evo Morales, Jaime Dunn, Marcelo Claure, por ejemplo, protagonizaron momentos de giros en la rutinaria campaña. Las disputas fratricidas del oficialismo y la oposición lograron remolinos inesperados en el proceso, así como la nave conducida por el binomio Paz-Lara que terminó evadiendo los radares de la prensa, los sondeos, los análisis sesudos e incluso la guerra desleal de los partidos más poderosos.
La frecuencia emocional de los hechos da un valor diferente a su lectura a través del paso del tiempo, y esa riqueza saborea lo que vivimos en un plato gustoso de hojear y disfrutar.
El espejo de lo que vivimos en estas elecciones se traduce en 300 páginas que trascienden los hechos particulares y son luces que reconfiguran la comprensión de los nuevos pasos.
Se trata de un relato apegado a los hechos de unas elecciones que dinamitaron la quietud de los días en crisis. El libro finaliza el día de las elecciones y el conteo oficial del Tribunal Supremo Electoral, institución que garantizó finalmente que el proceso democrático concluyera de la mejor manera.
