Una promesa hecha hace 35 años entre dos presidentes vuelve hoy a tomar forma. El crucifijo familiar que el expresidente de Bolivia, Jaime Paz Zamora, entregó en 1990 al entonces mandatario estadounidense George Bush padre regresará finalmente a manos de la familia Paz, después de que uno de sus hijos, Rodrigo Paz, fuera elegido presidente de Bolivia.
La historia —que Asuntos Centrales compartió el sábado en sus redes y se convirtió en una de las más comentadas y compartidas del fin de semana— ha sido corroborada por el propio expresidente Paz en conversación con Brújula Digital.
Jaime Paz relató que el 8 de mayo de 1990, durante una visita oficial a Estados Unidos, se reunió en la Casa Blanca con George Bush (p) y le obsequió un crucifijo con filigranas de oro que había pertenecido a su familia.
“Primero el presidente Bush no quería recibir el crucifijo, me dijo que no podía aceptarlo por el valor simbólico que tenía, pero yo insistí y al final él accedió”, contó. “Pero con una condición: si uno de mis hijos era elegido presidente, entonces el crucifijo volvía a Bolivia”.
En aquella ocasión, Jaime Paz estaba acompañado de sus dos hijos mayores, Jaime y Rodrigo, de 25 y 22 años respectivamente. A los pocos días, Bush le envió una nota manuscrita agradeciendo el gesto y dejando constancia del acuerdo: “Le escribo para agradecerle por la cruz de oro. La colocaré en un lugar muy especial de honor en mi biblioteca… Daré instrucciones para que les sea devuelta cuando uno de sus chicos obtenga la presidencia”.
La promesa quedó registrada también en un documento dirigido a la Unidad de Obsequios de la Casa Blanca el 10 de mayo de 1990, donde Bush ordenó adjuntar la nota y conservar la pieza hasta que uno de los hijos del presidente Paz Zamora prestara juramento como mandatario boliviano.
Durante 35 años el crucifijo permaneció resguardado en el museo de la Casa Blanca, hasta que la reciente victoria electoral de Rodrigo Paz activó los trámites para su devolución. Fue durante una visita de Rodrigo a Washington —en la que se reunió con el Secretario de Estado Marco Rubio— que se mencionó el tema y se inició el proceso formal, por inicitiva de ellos en cumplimiento de la promesa.
“Es muy emocionante que el crucifijo vuelva a la familia”, aseguró Jaime Paz, quien gobernó Bolivia entre 1989 y 1993 y mantuvo una relación cercana con Bush. La historia tiene además un paralelismo curioso: también un hijo del mandatario estadounidense, George W. Bush, llegaría años después a la presidencia de Estados Unidos.
La anécdota refleja una convicción que rondó siempre en la familia Paz: la idea de que alguno de los hijos llegaría a la presidencia. Hoy, incluso Santiago, el hermano menor de Rodrigo, ha expresado públicamente su aspiración presidencial.
El crucifijo regresará finalmente a Tarija, al Picacho —la casa de la familia Paz— cerrando así un capítulo histórico marcado por fe, memoria y destino político.
Les volvemos a compartir las cartas que registran este compromiso histórico entre ambos presidentes, conservadas durante tres décadas en la Casa Blanca.




