María Silvia Trigo se sumó al Censo 2024 por puro amor a la patria. Nadie se lo pidió, nadie la convenció de nada. Solo su compromiso cívico la llevó a anotarse como censista para la jornada del 23 de marzo. Dejó a sus dos hijos en casa y enfiló hacia las 15 casas que le tocó censar.
En diálogo con Asuntos Centrales, Trigo cuenta que la jornada transcurrió con normalidad y que, en general, la gente respondió con entusiasmo las preguntas de la boleta censal.
Hubo cierta susceptibilidad con algunas preguntas, como las que preguntaban por el nombre del censado, por su pertenencia a un pueblo indígena o en la precisión del tipo de oficio que ejercía. Por ello, apunta su crítica a “opinadores” y no pocos políticos que desinformaron abiertamente perjudicando un proceso que interesa a todos.
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Destaca, sin embargo, las fallas del Instituto Nacional de Estadística (INE) que no dio información oportuna ni transparente desde el comienzo del proceso censal lo que terminó minando su credibilidad.
“El INE no dio información transparente, oportuna y clara a lo largo de todo el proceso. a eso se sumó, que algunos comunicadores y no pocos políticos distorsionaron la información con objetivos políticos”, manifestó.
“Como ciudadanos el censo ha funcionado bien. además, los censistas voluntarios se han puesto las pilas con mucho compromiso”, destacó durante un diálogo con Asuntos Centrales.
En general, “ha sido exitoso y ojalá los datos se den de forma transparente”, manifestó.
Para romper mitos y desinformación, Trigo señala que “es bueno para saber cómo funcionan las cosas desde adentro. la mayoría de la gente entendió la importancia del censo”.
“Es importante que los ciudadanos se involucren más en estos procesos. conocer más estos procesos nos permitiría no juzgar tan fácilmente”, indicó.
Sobre la polémica abierta por tres videos que circularon en redes sociales de censistas borrando datos después de las entrevistas con los censados, trigo alertó que, además, del formulario de preguntas, “otros elementos que estaban en otros formularios que podían haber sido borrados no delante de las personas censadas”.
“No creo que haya habido instrucciones para cambiar datos. Parece bastante ingenuo pensar que para hacer fraude van a utilizar a un chico de 18 años”, remarcó.
Lastimosamente, “por la alta polarización que hay en Bolivia la gente está más enardecida y propensa a creer en desinformación”, afirmó.
“Las teorías conspirativas que surgieron de parte de figuras públicas, opinadores y políticos, complicaron el tema del nombre completo y del lápiz que se utilizó”, indicó.
“Y complicaron algunas preguntas, pero la falta de información oportuna que hubo desde el estado también complicó el proceso”, sentenció.
