El investigador social Huáscar Pacheco, responsable del Área de Análisis de Conflictos de la Fundación UNIR Bolivia, advirtió que la aparente calma social que atraviesa el país es transitoria y podría revertirse si no se gestionan adecuadamente las expectativas ciudadanas y los próximos desafíos económicos.
Pacheco explicó que, de acuerdo con el monitoreo que la Fundación UNIR realiza desde hace más de 20 años, Bolivia registra en promedio cerca de 100 conflictos sociales al mes. Sin embargo, en los últimos dos a tres meses se ha observado una reducción tanto en la cantidad como en la complejidad de estos episodios, fenómeno que definió como “conflictividad contenida”.
“En los últimos meses no solo tenemos menos conflictos, sino que cualitativamente la conflictividad ha disminuido. Por eso decimos que está contenida”, afirmó el analista.
No obstante, sostuvo que esta situación responde en gran medida a las altas expectativas generadas por el actual reacomodo político y social, las cuales pueden convertirse en un detonante de nuevas protestas si no son atendidas.
Uno de los factores clave identificados por UNIR es la aplicación de medidas económicas, que Pacheco consideró inevitables. Según explicó, el impacto social de estas decisiones dependerá de si vienen acompañadas de políticas de compensación social que mitiguen sus efectos en los sectores más vulnerables.
“El panorama de conflictividad puede ser mayor o menor en función de cómo se implementen estas medidas y de si existen mecanismos de compensación”, señaló.
El investigador también advirtió sobre la instrumentalización política de la conflictividad social, indicando que en los últimos años algunos sectores corporativos han utilizado las demandas sociales como herramienta política, generando mayores perjuicios que beneficios para la población.
Asimismo, mencionó como factores de riesgo la cohesión interna del Gobierno al momento de tomar decisiones complejas, la acción de grupos radicalizados que podrían capitalizar el descontento social y el reacomodo político en los niveles subnacionales, que podría generar tensiones con el poder central.
Finalmente, Pacheco enfatizó que el diálogo debe ser el principal mecanismo para prevenir escenarios de confrontación y que cualquier proceso de cambio debe ser plural, incorporando la diversidad social del país para evitar resistencias que deriven en nuevos conflictos.
Las declaraciones fueron realizadas en el marco de la presentación del libro “Del desencuentro a la crisis: conflictividad política en Bolivia”, una investigación que analiza la evolución de la conflictividad social y plantea escenarios de riesgo para la gobernabilidad democrática.
