El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado luz verde a Ucrania para utilizar misiles de fabricación estadounidense en ataques dentro del territorio ruso, según publica el diario El País de España, en base a información proporcionada por la agencia Reuters y los periódicos The New York Times y The Washington Post. Este cambio de postura supone un giro significativo en la política de Washington, que hasta ahora había limitado su apoyo militar para evitar incursiones en suelo ruso, temiendo una fuerte reacción de Moscú.
De acuerdo con Reuters, que cita “fuentes familiarizadas con el asunto”, Ucrania está preparando su primer ataque de largo alcance en territorio ruso para los próximos días. El plan incluye el uso de sistemas de misiles ATACMS, entregados por Estados Unidos este año, con un alcance de cerca de 300 kilómetros. Según The New York Times, los ataques se dirigirían a objetivos rusos y norcoreanos, con el fin de proteger a las tropas ucranianas que operan en la región occidental rusa de Kursk.
El cambio en la posición de la Casa Blanca responde a la decisión de Rusia de desplegar cerca de 10.000 soldados norcoreanos en el conflicto, de acuerdo con el Times. La participación de estas tropas ha sido motivo de preocupación para Washington, ya que podría tener un impacto significativo en el equilibrio de poder en el este de Europa y Asia Pacífico. La Casa Blanca ha advertido que, en caso de entrar en combate, los soldados norcoreanos serían considerados blancos legítimos para las fuerzas ucranianas.
El propósito de los ataques, según el periódico, no es tanto cambiar la dinámica de la guerra, sino enviar un mensaje claro a las fuerzas norcoreanas, mostrando que pueden ser alcanzadas. Además, busca disuadir al líder norcoreano, Kim Jong Un, de enviar más tropas al conflicto, en el que ya ha respaldado a Moscú con la producción y envío de municiones y otros materiales bélicos. Este asunto fue discutido por Biden en una reciente reunión en Lima con el presidente chino, Xi Jinping, a quien pidió presionar a Corea del Norte, su tradicional aliado, para evitar una mayor escalada.
La decisión de Washington llega en un contexto de cambio político en Estados Unidos, a solo dos meses de la investidura de Donald Trump como presidente, el próximo 20 de enero. Trump, quien ha mostrado simpatía hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, ha prometido poner fin al conflicto en un solo día, aunque no ha revelado en detalle su estrategia. Su futuro vicepresidente, J.D. Vance, ha sugerido que Ucrania podría tener que aceptar la pérdida de los territorios ocupados.
Esta no es la primera vez que Estados Unidos autoriza el uso de sus armas en territorio ruso. En mayo, tras un ataque ruso a la ciudad de Jarkiv, Washington permitió el uso limitado de misiles HIMARS, de defensa aérea, con un alcance de unos 80 kilómetros, en la zona fronteriza rusa. Sin embargo, las preocupaciones sobre una posible represalia rusa impidieron medidas más agresivas hasta ahora.