El director general de la organización JF Boxing Society, Fernando Alcázar, confirmó el inicio en Bolivia del torneo internacional de boxeo Verde y Oro, avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (WBC), que se desarrollará del 10 al 13 de septiembre y que reúne a 220 atletas de diez países, entre ellos México, Chile, Perú, Brasil, Paraguay, Argentina, Venezuela y Ecuador.
Alcázar calificó el evento como histórico, al tratarse de la primera vez que el prestigioso campeonato se realiza en territorio boliviano. Recordó que la iniciativa nació tras la experiencia de un torneo similar (oro y verde) en Ciudad Neza, México, lo que motivó a un grupo de empresarios a traer la competencia al país. “Creímos que era momento de hacerlo en Bolivia, para dar la oportunidad a nuestros atletas de competir sin tener que asumir los altos costos de viajar al extranjero”, explicó.
La inauguración está programada para la noche del 10 de septiembre, con la presencia de autoridades locales. Del total de competidores, entre 120 son bolivianos, mientras que México participa con una delegación de 40 boxeadores, Ecuador con 15, Chile con 13 y otras delegaciones sudamericanas que completan la cifra récord.
El torneo contempla competencias en categorías infantil, juvenil y élite (de 18 a 32 años), tanto en rama masculina como femenina, sumando diez divisiones en cada nivel. Los campeones recibirán el cinturón verde y oro del WBC, considerado uno de los galardones más prestigiosos del boxeo mundial.
Alcázar destacó que el objetivo principal es motivar a los deportistas nacionales y proyectar el potencial del boxeo boliviano. “Creo que Bolivia se va a quedar con la mayor parte de los cinturones. Este torneo les da un horizonte claro: por qué boxear y hacia dónde dirigirse”, señaló, al tiempo de remarcar que el boxeo es un deporte exigente y disciplinado que, pese a la falta de apoyo institucional, se mantiene vivo gracias al esfuerzo individual de los atletas.
El dirigente enfatizó que la disciplina deportiva de boxeo requiere preparación física, resistencia y una estricta alimentación costeada en su mayoría por los propios boxeadores. “Es un deporte solitario, muy admirable y con escaso respaldo, pero los atletas no pierden la motivación”, afirmó.
El evento busca convertirse en un punto de inflexión para el boxeo boliviano y abrir nuevas oportunidades a sus exponentes en el ámbito internacional.