La provisión de gas licuado de petróleo (GLP) en la ciudad de Santa Cruz enfrenta una seria crisis debido al deterioro del parque de garrafas utilizado por las distribuidoras. Según Fernando Segovia, presidente de la Cámara Departamental de Distribuidora de GLP de Santa Cruz, aproximadamente el 80% de los envases se encuentran inhabilitados, lo que está afectando la regularidad del servicio.
“Antes trabajábamos con 10.000 garrafas para cubrir una zona, ahora apenas con 1.500. Es una locura. No se puede realizar un buen trabajo y el perjudicado es el usuario”, afirmó Segovia a Asuntos Centrales.
La escasez de garrafas aptas para el envasado ha provocado largas filas en las distribuidoras, incluso en temporada de baja demanda. “Hay gas disponible, pero no hay envases para distribuirlo”, explicó Segovia. Esta situación ha generado horarios irregulares en la entrega, obligando a los camiones a operar hasta altas horas de la noche y generando malestar entre los consumidores.
El desorden en la distribución ha sido aprovechado por personas inescrupulosas que acaparan garrafas y las revenden a precios elevados. “El usuario tiene que madrugar para conseguir una garrafa a precio oficial, porque no sabe a qué hora llegará el camión”, denunció el gerente.
Segovia explicó que existe un mecanismo financiero para la reposición y reparación de garrafas, mediante un porcentaje incluido en el precio de cada unidad. Sin embargo, este fondo permanece congelado desde hace dos décadas, lo que ha generado un rezago acumulado en el reemplazo de envases.
“La reposición de garrafas debería ser responsabilidad de YPFB, que es el ente encargado de garantizar la normalidad en la distribución. Pero en el último año no se ha realizado una reparación significativa ni se han inyectado garrafas nuevas al mercado”, señaló.
La falta de inversión y actualización del parque de garrafas ha dejado a las empresas distribuidoras en una situación crítica. “Ya no tenemos garrafas para distribuir y esto está ocasionando que la gente no encuentre su garrafa en la calle”, concluyó Segovia.
Ernesto Zamora, vicepresidente de la Cámara de Distribuidores de GLP, respaldó las denuncias y exigió una solución estructural: “La situación es insostenible. Las empresas están haciendo lo imposible para mantener el servicio, pero sin garrafas nuevas no hay forma de garantizar la distribución. El usuario no tiene la culpa de que el sistema esté paralizado desde hace décadas.”
Zamora también cuestionó la falta de acción por parte de YPFB y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH): “No se trata solo de reparar garrafas viejas. Se necesita una inyección urgente de envases nuevos. YPFB debe asumir su rol como ente regulador y garantizar que el GLP llegue a cada hogar sin sobresaltos.”
La situación exige una respuesta urgente por parte de las autoridades competentes para evitar que la crisis se profundice y afecte aún más a miles de familias que dependen del GLP para sus actividades cotidianas.