Los medios pueden contribuir a la difusión de desinformación si replican contenidos sin verificación, o actuar como filtros mediante la contextualización de los hechos.
A una semana del sufragio, la campaña por la presidencia y la conformación de la Asamblea Legislativa tiene un frente digital que disputa la conquista de los votos. Casi 8 millones de ciudadanas y ciudadanos están aptos para votar y las tiendas políticas adoptan, utilizan y manipulan las herramientas digitales en las redes sociales, herramientas de inteligencia artificial (IA) y propaganda, además de mucha desinformación para los más distraídos.
Un estudio de Datacivis da cuenta del uso de IA en la estrategia digital, proliferación de fake news y contenido manipulado, presencia de perfiles falsos o “trolls” para instalar narrativas, y la pauta digital (inversión publicitaria en plataformas como Facebook, YouTube, Google, etc.).
El análisis pone énfasis en los actores políticos como: Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga, Andrónico Rodríguez, Rodrigo Paz Pereira, Manfred Reyes Villa, Eduardo del Castillo y Jhonny Fernández, incluyendo incidentes recientes como filtraciones de audio, y el papel de los medios bolivianos en amplificar o contrarrestar estos fenómenos.
“La ‘política digital’ de 2025 combina el uso de bots, análisis predictivo e IA generativa para persuadir votantes, activar emociones e incluso dominar las tendencias virales en redes. Por otro lado, la IA se ha convertido también en arma de doble filo al facilitar la creación de contenidos falsos o manipulados”, dice el informe.
Desde las últimas semanas se vio la difusión de videos, audios y declaraciones que no se sabe si son reales o no, y lo que buscan es provocar un impacto en la decisión final del elector, sobre todo de los indecisos.
“Hay el uso de la IA (para desinformar)… Bolivia debe ser uno de los países donde más IA se ha utilizado para desinformar”, advierte Patricia Cusicanqui, editora de Bolivia Verifica. Según la especialista, prácticamente todos los candidatos han recibido algún ataque digital con IA, siendo Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga, Manfred Reyes Villa y Andrónico Rodríguez los más afectados por montajes y contenidos falsos en redes. Un estudio periodístico identificó que el 22% de los casos de desinformación digital en la campaña involucraron manipulación mediante IA (voces o rostros falsificados).
La IA está siendo un arma de doble filo: potencia las estrategias digitales de segmentación y propaganda, pero a la vez alimenta una nueva generación de fake news hiperrealistas que ponen a prueba la capacidad de discernimiento de ciudadanos y autoridades electorales.
Contenidos manipulados
Diversas plataformas independientes (Bolivia Verifica, Chequea Bolivia, EFE Verifica) han identificado al menos 45 casos de desinformación relevantes entre mayo y julio de 2025. Estos eventos incluyen: encuestas falsas, noticias inventadas atribuidas a medios reconocidos, audios y videos manipulados, y campañas de ataque con pauta pagada en redes. La meta es clara: “fabricar realidades ficticias con el único fin de manipular emociones y asegurarse el voto a cualquier costo”.
Entre las tácticas frecuentes se hallan encuestas fraudulentas o manipuladas, representando aproximadamente un 36% de los casos detectados. Estas “encuestas” suelen carecer de ficha técnica, citar empresas inexistentes o usurpar la identidad gráfica de medios formales (se han falsificado logos de El País de España, canales bolivianos como Red Uno o Unitel, e incluso CNN). Este recurso y la utilización de cifras dudosas no solo desorienta al electorado, sino que genera rupturas, por ejemplo, la disputa por encuestas mal manejadas frustró el intento de unidad opositora, cuando Tuto Quiroga acusó a Samuel Doria Medina de manipular un sondeo antes de conocerse los resultados y el empresario a su vez, acusó a su adversario político de no cumplir con su palabra.
Deepfakes y montajes
Aproximadamente un 22% de los incidentes de desinformación documentados involucraron contenidos generados con IA (deepfakes), ya sean videos o audios falsificados. Circuló por ejemplo un video que relacionaba falsamente a Andrónico Rodríguez con el Cártel de Sinaloa. En WhatsApp se propagaron audios alarmistas. Estos montajes alcanzan amplia viralidad, especialmente en TikTok, que ha sido la plataforma estrella para estos contenidos (presente en un 62% de los casos de desinformación). La facilidad de compartir en WhatsApp contribuye también (presente en el 38% de casos, difundiendo sobre todo audios falsos) a la guerra sucia. Facebook, por su parte, participó en un 36% de casos, a menudo mediante posts patrocinados que amplifican imágenes y videos engañosos.
Suplantación de medios y campañas pagadas
Un 24% de los casos implicó suplantar la identidad de medios de comunicación para dar credibilidad a noticias falsas. Este método va desde crear portales apócrifos con nombres similares a medios reales, hasta diseñar gráficas con logotipos oficiales de noticieros para presentarlas en redes. Un hallazgo grave de Bolivia Verifica reveló una “operación masiva de guerra sucia” financiada con cerca de 200.000 bolivianos entre mayo y julio, a través de las páginas de Facebook Click News y Bolivia News. Estas páginas, administradas desde Cochabamba y Santa Cruz e incluso con conexiones en México, invirtieron muchos recursos en publicidad de Meta para difundir contenidos falsos atribuidos a medios internacionales (emulaban ser notas de BBC Mundo, CNN, Univisión). El material publicado por estos portales apócrifos apuntaba sobre todo a desacreditar a los candidatos opositores Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga, a su vez que favorecía a Manfred Reyes Villa.
Las consecuencias de esta avalancha de noticias falsas son preocupantes. Votantes de todos los sectores están expuestos, aunque Bolivia Verifica advierte que los más vulnerables a creer y difundir estas falsedades tienden a ser adultos mayores, adolescentes y poblaciones rurales, sectores menos familiarizados con las técnicas de manipulación digital. Además, un porcentaje significativo del electorado (voto indeciso, blanco o nulo) ronda el 35%, convirtiéndolo en blanco atractivo para las campañas de desinformación. El informe de Datacivis cita a expertos como Hugo Miranda (Fundación Internet Bolivia) y Rodolfo Huallpa, quienes indican que nada de esto es accidental: son operaciones sistemáticas diseñadas para distorsionar la opinión pública en momentos clave. Según el sociólogo Franco Gamboa, la “guerra sucia” digital pretende desgastar al oponente con mentiras, exageraciones y distorsiones de los hechos, erosionando la calidad del debate democrático.
Los “trolls” y las cuentas falsas
Junto a la desinformación opera un ejército invisible de perfiles falsos o trolls cuyo objetivo es amplificar ciertas narrativas y atacar a adversarios en redes. Bolivia ya tenía antecedente con la formación de los llamados “Guerreros Digitales” del MAS. Tras el referéndum de 2016 (cuando ganó el No a la reelección indefinida de Evo Morales), el gobierno creó oficialmente una Dirección Nacional de Redes Sociales para difundir su mensaje en internet, lo que dio origen a grupos organizados de activistas virtuales afines.
En esta campaña, Facebook y WhatsApp han visto proliferar grupos de apoyo con nombres genéricos (“Bolivia Unida 2025”) repletos de perfiles nuevos que comparten memes políticos alineados a cierta candidatura, lo que sugiere coordinación central. También en X (ex Twitter) se observan “ejércitos” de cuentas con comportamiento sospechoso, un indicio típico de actividad de trolls automatizados o semiautomatizados.
El equipo de Chequea Bolivia documentó cómo “con el MAS fragmentado, los guerreros digitales se alinean con Evo Morales y atacan a Andrónico Rodríguez y a Luis Arce”, es decir, facciones internas utilizaron sus redes de trolls para desacreditar a sus propios disidentes. En definitiva, las redes sociales bolivianas se han vuelto un campo de batalla donde “guerreros digitales” y cuentas falsas, de uno y otro signo, buscan imponer narrativas – ya sea exaltando logros y promesas de su candidato, o generando sospechas y calumnias sobre los rivales. Este fenómeno socava la deliberación honesta y exige una ciudadanía cada vez más crítica para no dejarse llevar por corrientes artificiales.
Pauta digital
Los candidatos destinan recursos en las redes sociales (anuncios en Facebook/Instagram, videos en YouTube, banners en portales web, Google Ads, etc.), buscando llegar de forma más eficiente a los votantes. “Este tema de las redes nos va a permitir hacer una campaña austera, sin despliegue de recursos insultantes”, destacó Guillermo Mendoza, encargado de redes de la alianza Libre, enfatizando que con estrategia digital pueden difundir su mensaje nacionalmente sin gastar excesivamente.
De acuerdo al cuadro, Facebook sigue siendo la plataforma con mayor audiencia dirigida a candidatos tradicionales, donde llega a un público en general, aunque TikTok ha emergido para jóvenes e incluso para políticos. Twitter (ahora X) es menos masivo en Bolivia, pero es un espacio de influencia mediática. Sin embargo, Instagram tiene un rol menor en alcance para estos políticos. Sobre el financiamiento de estas campañas se desconoce el número oficial, aunque varias tiendas políticas aseguraron estar enmarcadas en las normas del Tribunal Supremo Electoral.