El episodio de El Niño de 2023/2024, que contribuyó a un aumento de las temperaturas mundiales y a fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta técnicamente llegó a su fin.
Después de un año de dominio, “El Niño liberó su dominio sobre el Pacífico tropical en mayo de 2024″, según la última actualización de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa, sigla en inglés) de EE.UU.
Según un informe publicado el pasado 13 de junio, el fenómeno dará pasó con mucha seguridad a su extremo climático: “El péndulo climático del Pacífico tropical parece estar volviendo a su otro extremo: La Niña”, dice el documento escrito por Rebeca Lindsey.
En el Pacífico, La Niña trae temperaturas más frías que el promedio en la parte centro-oriental de la cuenca, vientos más fuertes tanto cerca de la superficie como en altitudes elevadas, y lluvias más intensas de lo normal sobre Indonesia y el resto del continente marítimo.
Para Chile, en cambio, el fenómeno climático generalmente se asocia a menos precipitaciones, inviernos más fríos y veranos menos calurosos.
Según la Noaa, hay un 65% de posibilidades de que La Niña llegue entre julio y septiembre. Incluso, la probabilidad de que el fenómeno ya esté presente entre los meses de septiembre y octubre supera el 80%, posibilidad que incluso se eleva casi a 90% para los meses entre noviembre y enero del próximo año.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, en los vientos, la presión y las precipitaciones.
Según la Noaa, en este momento hay muchas posibilidades de que La Niña esté presente para influir en el pico de la temporada de huracanes en el Atlántico. Incluso si la transición ocurre más lentamente, las probabilidades de que La Niña esté presente para el invierno del hemisferio norte (verano hemisferio sur) siguen siendo del 85 por ciento, lo cual es similar al pronóstico de la Noaa en meses anteriores.
De acuerdo al reporte, ya están todas las condiciones para la llegada del nuevo fenómeno. “Las temperaturas de la superficie se enfriaron significativamente durante abril y mayo. Ya estamos viendo vientos alisios más fuertes del este (del este), que han enfriado las aguas superficiales sobrecalentadas. Puedes verlo sucediendo en la animación a continuación”, escribió Lindsey.
Esta animación muestra las temperaturas semanales de la superficie del mar en el Océano Pacífico en comparación con el promedio del 18 de marzo al 9 de junio de 2024.
Las observaciones semanales y mensuales más recientes de la región clave de monitoreo de ENOS (apodada “Niño 3.4″ ) muestran que las temperaturas de la superficie están cerca del promedio y ahora han comenzado a emerger aguas más frías y profundas. Ahora que tanto la atmósfera como el océano se han alejado de El Niño, el evento realmente ha terminado. Debajo de la superficie del Pacífico oriental, un charco de agua fría ha estado al acecho durante varios meses en modo de espera, listo para reabastecer la superficie e intensificar la anomalía fría necesaria para crear y mantener La Niña.
La experta señaló que solo ha habido 10 veces en el registro histórico en las que ENOS pasó de El Niño a La Niña en un año. “Esos no son ejemplos suficientes para sacar conclusiones sólidas. Aun así, es interesante observar lo que tenemos y especular sobre lo que podría significar, así que eso es todo lo que estoy haciendo aquí”.
Los efectos que deja el desarrollo de La Niña
Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros modos de variabilidad climática. En muchos lugares, especialmente en los trópicos, La Niña produce en el clima efectos opuestos a los que provoca El Niño.
Sin embargo, los fenómenos climáticos de origen natural, como el ENOS, ahora tienen lugar en el contexto del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar de que desde 2020 hasta principios de 2023 tuvo lugar un episodio plurianual de La Niña que ejerció un efecto de enfriamiento. El Niño alcanzó su apogeo en diciembre de 2023 como uno de los cinco episodios más intensos de este fenómeno jamás registrados.
La probable fuerza de la próxima La Niña se volverá más clara cuanto más nos acerquemos, y escucharás más sobre eso en próximas publicaciones, señaló la experta en su informe.
Por lo general, tras un episodio intenso de El Niño se dan las condiciones características de un episodio de La Niña, y las predicciones más recientes de los modelos son congruentes con esa secuencia, si bien persiste una marcada incertidumbre respecto a su intensidad o duración.