Desde su asilo político en Estados Unidos, el capitán Sergio Castro Ustariz rompió el silencio y habló en exclusiva con Asuntos Centrales sobre su labor como agente infiltrado durante una década en círculos oficialistas y opositores. En una entrevista sin precedentes, reveló detalles del funcionamiento interno de la inteligencia militar en Bolivia y su vínculo directo con actores extranjeros.
Castro denunció que el sistema de inteligencia central ha sido controlado por los cubanos Gallo Zamora y la coronel Rebeca Hernández, y que el actual presidente de PDVSA en Bolivia, el teniente coronel venezolano Miguel Ángel Lozano Delgado, lidera operaciones de inteligencia bajo una fachada civil. Asegura que este militar presta vehículos a Evo Morales y al comandante del Ejército.
Según Castro, el aparato de inteligencia cuenta con una “Unidad de Búsqueda de Información” que responde al Ministerio de la Presidencia, bajo el control de Hugo Moldiz y Fernando Rodríguez Ureña. “Los militares bolivianos son operativos que recolectan información y la remiten a Juan José Zúñiga, quien lideraba el denominado Grupo 300 o ‘Pachajchjos’, creado para espiar y seguir personas”, relató. Este grupo, dice, estaba subordinado a moldes cubano-venezolanos de espionaje, incluyendo secuestros e interrogatorios.
Uno de los brazos técnicos más poderosos, según el exmilitar, es AGETIC, la Agencia de Gobierno Electrónico, que ofrece acceso a información personal mediante datos como el número de carnet, pasajes de avión o movimientos en el sistema financiero.
Castro también detalló que el Grupo 300 —creado por Evo Morales y mantenido incluso durante el gobierno de Jeanine Áñez— se transformó en el Grupo 297 con Luis Arce. Su dirección recayó en Zúñiga y Adalid Becerra.
Además, reveló la existencia de una “Casa de Seguridad” en un edificio de la avenida 20 de Octubre en La Paz, donde agentes reciben entrenamiento con métodos venezolanos desde 2019. En este mismo periodo, Castro afirma haber presenciado la entrega de armas militares a campesinos en Lauka Ñ, en presencia de Zúñiga, Hugo Moldiz y Juan Ramón Quintana.
El exagente también confesó haberse infiltrado en grupos opositores, incluyendo a líderes como Nelson Artigas, Jorge Santistevan, la exsenadora Carmen Eva González, Luis Fernando Camacho, Marco Pumari, Fernando Cuéllar y Fernando Larach. “Se crean líderes funcionales al Gobierno para simular democracia”, sostuvo.
En otra de sus denuncias, responsabiliza a elementos extranjeros de inteligencia de una posible implicación en la muerte de un dirigente minero, acusando como autor intelectual al líder de la COB, Juan Carlos Huarachi.
Castro afirmó haberse distanciado de Zúñiga cuando este intentó usarlo para posicionar su imagen política. Señaló que el operativo del 26 de junio de 2024 fue un autogolpe con el objetivo de generar una transición que permitiera al MAS fortalecer un nuevo aparato de milicias armadas. “Buscan desprestigiar a las Fuerzas Armadas para reemplazarlas por milicias leales al poder”, advirtió.
Finalmente, ofreció declarar de forma virtual ante la Fiscalía en el caso Jorge Valda, asegurando tener audios originales de 2019 que fueron manipulados.