Jerjes Justiniano Atala, exministro de la Presidencia de Jeanine Áñez, reveló en una entrevista reciente los conflictos internos que marcaron su gestión, destacando la influencia negativa de Arturo Murillo en el gobierno de transición. Justiniano no dudó en señalar a Murillo como una figura que "le ha hecho mucho daño al país" y sostuvo que "lo que le corresponde es cumplir su condena".
El exministro recordó cómo su destitución fue impulsada por Murillo, quien lo acusó de no responder llamadas de la entonces presidenta Áñez. "Añez me destituyó porque, según Murillo, yo me creía el Presidente y no le contestaba el teléfono. No era cierto. El único momento que no contesté fue cuando fui correteado por un 'poncho rojo'," explicó Justiniano, subrayando la falta de seguridad en la que se encontraba durante esos días.
Justiniano también reflexionó sobre su papel en el gobierno, asegurando que aceptó el cargo con el objetivo de evitar una confrontación violenta en el país. "Vi la angustia de los ciudadanos, escuché los gritos de guerra civil, y eso me motivó a aceptar la petición de la presidenta para ser ministro en ese momento," dijo, reconociendo que la situación podría haber sido mucho más grave si no se hubiese logrado la pacificación.
Desde su exilio en Estados Unidos, donde lleva más de un año y medio, Justiniano expresó sus reservas sobre regresar a Bolivia mientras no se restablezca el orden democrático. "Prefiero enfrentar el resto de mi vida desde acá que estar como Luis Fernando Camacho o Jeanine Áñez," afirmó, dejando en claro su temor por la falta de garantías en el país.
Las tensiones y acusaciones entre exfuncionarios del gobierno de Áñez, como Murillo y Lizárraga, continúan saliendo a la luz, destapando las pugnas internas que caracterizaron ese periodo en Bolivia.
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