Falta de agua y combustibles complican la producción de trigo en Bolivia

Falta de agua y combustibles complican la producción de trigo en Bolivia

La empresa estatal de alimentos Emapa decidió establecer un “precio fijo” por TN de trigo en 347 dólares, inferior a los 415 dólares cancelados en 2023, en una coyuntura desfavorable en el mercado internacional por la expectativa alcista del precio, provocada por las heladas que afectaron a Rusia, Estados Unidos y Ucrania, potenciales productores en el mundo; sumada la catástrofe hídrica en el sur de Brasil que produce el 50 % de este cereal en este país, alertó el agrometeorólogo Luis Alberto Alpire.

Precisamente la disminución inicial de siembra   proyectada de 130 mil a 101.4 mil Ha en esta campaña de invierno, es reflejo de esa inadecuada medida asumida en abril por la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa).

Alpire lamentó la falta de humedad en el suelo como también la insuficiencia de combustibles, principalmente diésel, ha impedido cubrir la siembra proyectada de 101.400 Ha.

Además, alertó que el panorama del trigo se está complicando. Mucho más en virtud a que el departamento de Santa Cruz produce el 75% del total de trigo en nuestro país,  considerando aún que el rendimiento oscilará entre 1a 1.2 TN/ Ha por efecto del estrés hídrico y tomando como referencia en que el 2023 se introdujo harina de trigo como en grano por un valor de $us 67 millones sin tomar en cuenta el contrabando, lo requerido para esta gestión con facilidad superará los $us 100 millones, no sólo por el aumento del precio en el mercado internacional, como también por el encarecimiento de los productos en general fruto que nuestro vecino Argentina y proveedor natural de trigo en grano como en harina está aplicando ajuste a su economía.

Ante la insuficiencia de alimentos esenciales para la población, como es  el trigo, también en la eventualidad que escaseen otros productos básicos de la canasta familiar por la relación económica con Argentina y salgan del país por la vía generalmente de contrabando corresponde una política de Estado para garantizar la alimentación de los bolivianos.

“La misma debería traducirse en proveer con prioridad combustible para la producción de alimentos, créditos a largo plazo con interés de fomento, seguros por desastres naturales y la biotecnología que en el caso del trigo estaría supeditado a la aprobación del gobierno del evento HB4 tolerante a la sequía presentado formalmente por Anapo, en septiembre del 2022, al Comité de Bioseguridad Alimentaria”, indicó Alpire.

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