El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), coronel Walter Sossa, denunció este miércoles que los recientes hechos de violencia en Llalagua y comunidades aledañas como Ayagua y Chillapata dejaron un saldo devastador: cuatro policías asesinados —varios de ellos con signos de tortura— y decenas de uniformados heridos tras emboscadas con armas de guerra y explosivos.
“Estamos hablando de ataques premeditados, con francotiradores ubicados estratégicamente para disparar contra nuestras fuerzas. El teniente Barroso fue abatido por un proyectil calibre 7.62, a solo 200 metros de un punto de vigilancia donde se halló una trinchera camuflada”, informó Sossa. Según el jefe policial, los agresores actuaban desde al menos cuatro posiciones elevadas y coordinaban sus movimientos con radios y tarjetas SIM distribuidas entre los bloqueadores.
La autopsia de los otros oficiales caídos, como el teniente Calle y el sargento Mamani, reveló signos de tortura extrema. “Uno de los cuerpos fue hallado con un explosivo en el abdomen, otro presentaba una silueta de sangre incrustada en el piso, tras ser apedreado por una turba. Estas imágenes son desgarradoras”, lamentó el coronel.
Además de los ataques, la FELCN ejecutó operativos en la zona que derivaron en la destrucción de 63 viveros de marihuana y la incineración de 14 toneladas de droga. “La afectación económica supera los dos millones de dólares. Esto nos confirma que el trasfondo de esta violencia incluye actividades ilícitas como el narcotráfico y el contrabando. Se buscaba controlar rutas estratégicas y garantizar impunidad”, explicó Sossa.
Hasta ahora se arrestaron a 143 personas, de las cuales cinco guardan detención preventiva en San Pedro de Oruro. También se incautaron altas sumas de dinero sin justificación legal. La Policía y algunas comunidades locales colaboraron en el rescate de agentes retenidos, quienes fueron vejados y obligados a caminar descalzos y desnudos en temperaturas bajo cero.
“Nos duele como institución, pero también como sociedad. Es un ataque no solo a la Policía, sino al Estado y al principio de autoridad”, subrayó Sossa. Actualmente, efectivos policiales y militares permanecen en la zona, resguardando la pacificación tras el clamor de la población local, que también fue víctima del corte de agua por parte de los bloqueadores. La FELCC anunció que las investigaciones continúan y advirtió que no se permitirá que estas muertes queden impunes.