Durante la misa dominical por la solemnidad de la Santísima Trinidad, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, hizo un llamado urgente a la unidad del país y expresó su rechazo a los actos de violencia registrados en distintas regiones, especialmente en el municipio de Llallagua, donde recientemente se reportaron fallecimientos en medio del conflicto social.
Desde el altar, Leigue reflexionó sobre el significado de la Santísima Trinidad como símbolo de convivencia y comunidad. “Tres personas diferentes que forman una sola comunidad. Así deberíamos vivir los bolivianos”, afirmó, al destacar que la diversidad no debe ser motivo de división, sino de fortalecimiento de la unidad.
“La Iglesia proclama la unidad no porque se le antoje, sino porque la vivimos”, insistió el arzobispo, al recordar que la fe cristiana se basa en el respeto, el amor y la cooperación entre diferentes. En ese marco, subrayó que la confrontación no puede ser el camino para resolver los problemas del país.
Durante la celebración eucarística, se dio lectura al comunicado oficial de la Conferencia Episcopal Boliviana, que expresó su profunda preocupación por el rumbo de la crisis política y social. El documento condena la violencia, los bloqueos y el uso de armas contra civiles y servidores públicos. “La violencia no puede ni debe convertirse en el mecanismo para resolver las diferencias (…). Ninguna causa política o social justifica la pérdida de vidas humanas”, señala el comunicado.
La Iglesia también rechazó que las reivindicaciones sociales deriven en actos criminales, y exigió a los actores políticos, sociales, indígenas, campesinos y vecinales dejar de lado los intereses particulares para buscar una solución pacífica. “Bolivia necesita unidad, entendimiento, diálogo, tolerancia, no enfrentamientos. Necesita soluciones, no dolor”, se lee en el pronunciamiento.
La homilía concluyó con una oración colectiva por la paz y un llamado a todo el pueblo boliviano a no dejarse arrastrar por el odio ni el fanatismo. “Que el Señor de la vida nos conceda la gracia de reencontrarnos como hermanos de una misma patria”, pidió el arzobispo, al reiterar la cercanía espiritual de la Iglesia con las familias afectadas por la violencia.