—¿Coincide con el análisis sobre las encuestas, que el voto nulo y el indeciso es de izquierda?
Y el voto oculto, totalmente. O sea, 32 % más o menos entre blanco, nulo e indeciso. Hay que saber que el voto de la izquierda, voto fidelizado, está en alrededor del 45-47 %. Ese es el voto de la izquierda, pero en unidad.
—¿Existe un preacuerdo entre Evo y Morena?
En 2020 estaban todos juntos. Hoy están en distintos espacios, pero no son filosóficamente distintos, no son contrarios, no tienen pensamientos que los enfrenten. Pueden estar unos en Morena, otros con Andrónico, otros con Del Castillo, y no se sienten distanciados. Hay heridas de ofensas personales, pero no de pensamiento.
—Usted, que ha hablado con Evo Morales, ¿es el interlocutor en Morena?
No, no soy yo, pero hubo una conversación facilitada por un amigo. Esa conversación ha sido personal, no corta, con señalamientos de su parte y de la mía. No ha sido fácil. Evo Morales no deja pasivamente que le digan algo, pero yo tampoco, entonces la conversación ha tenido su tono fuerte.
—¿Se ha restablecido una relación que por ahí estaba cortada con él?
Yo miro los procesos, no me interesan las personas. Si es la democracia como en 2020, yo me he comprometido con ese proceso. He tenido posturas donde digo que no corresponde ya que se reelija, que vuelva a ser candidato. Él tiene su criterio, está mucho más personalizado el proceso en su persona, antes que en una construcción colectiva. Lo colectivo tiene que acompañarlo a él, ese es su pensamiento. Yo creo que lo colectivo se debe priorizar y la personificación es circunstancial.
—¿Morena podría bajarse de esta campaña?
Hay un fuego cruzado entre el expresidente y el presidente actual que ha centralizado a Morena, porque ahí hay posibilidad de usar la estructura, los espacios disponibles para la asamblea.
—¿Podemos estar cerca de otro cambio de tablero electoral antes de la elección?
No hay nada dicho. Nadie imagine que el 2, el 3 o el 6 de agosto ya está todo señalado.
—¿Ve riesgo de violencia antes de las elecciones?
No tienen fuerza para hacer aquello salvo en la región donde están insertos, el trópico de Cochabamba y nada más. Tengo la sensación que hay algunos que no quieren llegar al proceso electoral. El electoral es una válvula de escape para la crisis. No resolverá la crisis, pero contendrá expectativas. Después vendrá el proceso subnacional y volverá a calmar la paciencia. La crisis real vendrá en junio de 2026. Si no hay capacidad para implementar una ingeniería política de alta gobernabilidad y transformación, las posibilidades de Bolivia no estarán dadas y se abrirá la profundización de la crisis.
—¿Puede ser el próximo un Gobierno corto?
Posiblemente. Hoy la economía se mueve porque el Estado la mueve con su inversión que está cayendo. Pero los capitales no llegan en un fin de semana. Habrá recesión, caída económica y exigirán explicaciones.
—¿Con Eva Copa cómo piensan hacerlo?
Va a ser difícil, pero haremos ingeniería política: transformación institucional de poder del Estado y de poder. Los 100 días de Samuel pueden terminar siendo 10 siglos si resuelven el combustible y las divisas. Si lo primero no, la paciencia social se agotará y la Navidad sin combustible, la cosecha fuerte a fin de año, traerá un gran problema.
Perfil
Nació el 24 de octubre de 1968 en Cochabamba. En su juventud enfrentó el exilio de su padre, dirigente universitario. Estudió en el colegio La Salle y Ciencias Políticas en Argentina. Es escritor, columnista, analista y asesor de diversas instituciones. Fue vocero presidencial de Luis Arce. Tiene tres hijos.