El próximo domingo será la primera vez que muchos jóvenes emitan su voto para elegir a un presidente, y un estudio reciente llevado a cabo por la KAS (Konrad Adenauer Stiftung) ha demostrado que más de dos tercios de esta población está dispuesta a votar y se prepara con entusiasmo para hacerlo. Empero, el gran problema parece ser la falta de representación de los jóvenes en los candidatos actuales. Una cifra que alarma del estudio mencionado es, por ejemplo, que el 78,2% de los jóvenes de la ciudad de El Alto manifiestan no sentirse identificados con ninguno de los candidatos de la papeleta electoral, pero no son los únicos: el 81,1% de los jóvenes cruceños no cree en los políticos.
Estos datos explican muy bien un trend muy famoso en TikTok donde varios jóvenes se muestran enterrando las cédulas de sus padres para que no voten por el MAS, pues ellos, a diferencia de las generaciones anteriores, ya no viven el romance del electorado con el MAS, ya no son parte de ese voto duro que le daba la victoria al partido azul casi como una tradición electoral. La mala noticia es que no hay un horizonte a seguir para esta nueva generación, pues las propuestas que están en oferta huelen a viejo.
Y este olor a viejo no tiene nada que ver con la edad de los candidatos, sino con la falta de propuestas que puedan permitir que las inquietudes de quienes tienen menos de 25 años se vean satisfechas; pero, al parecer, una mayoría tampoco está dispuesta a crear una propuesta desde ellos, pues el 59,6% se siente desalentado a participar en política. Aunque este sentimiento no es muy diferente en la gente de mayor edad, es lamentable ver que la gente joven sienta tan fuerte el desencanto que suele ser característico de los cuarentones.
Dicho esto, ¿por quién votará este universo desencantado pero emocionado por emitir su voto? Esa pregunta es difícil de contestar, pero entendiendo que representa al 40% del electorado, es capaz de definir el rumbo del país de acuerdo a la casilla que elija en la papeleta. A sabiendas de que no hay un perfil de candidato que sea del agrado total, sin duda existe el mismo nivel de indecisión e incertidumbre que en el resto de categorías etarias. Con este elemento extra, esta es la elección menos predecible que hemos tenido en muchos años.
Como quiera que sea, la juventud (divino tesoro), en especial la debutante, estará dibujando con sus decisiones el panorama electoral del futuro y, al parecer, eso no podrá predecirse ni con las mejores herramientas de medición ni con los pitonisos más experimentados que ha visto nacer este país. Pero si algo es seguro, es que el panorama político se verá refrescado con las nuevas miradas de un electorado que, a diferencia de los anteriores, tiene mayor consciencia ambiental y que, al igual que sus generaciones predecesoras, aún cree en la democracia.