En su homilía dominical, el obispo auxiliar de Santa Cruz, monseñor Estanislao Dowlaszewicz, reflexionó sobre las profundas dificultades que enfrenta la región y cuestionó el manejo de la crisis económica y social. “Se intenta disfrazar la verdad, ocultar responsabilidades y minimizar el dolor de quienes más sufren”, señaló desde el púlpito de la catedral.
Dowlaszewicz lamentó que Santa Cruz esté atravesando un momento crítico. “Nuestra Santa Cruz, en estos días y semanas, está al borde de aguantar tantas falencias: paro de transportes, donde protestan los choferes y sus familias, y no los dueños de las líneas; paro de salud, donde miles de personas necesitadas se quedan sin atención; los comerciantes de carne en los mercados protestan por la falta de combustibles; asesinatos en las calles de nuestra ciudad, donde matan solo por quitarles sus pertenencias”, expresó con preocupación.
El prelado hizo un llamado a enfrentar la realidad con humanidad y empatía. “No podemos acostumbrarnos a la exclusión ni a la desesperanza. Es necesario colocar en el centro de nuestras acciones la verdad y la atención a los más vulnerables. Es urgente humanizar la crisis, poniendo prioridad en quienes están atrapados en la pobreza y la marginación”, insistió.
Inspirándose en Jesús como Rey del Universo, Dowlaszewicz subrayó que Cristo representa la verdad que no debe ser manipulada. “Jesús no tolera la mentira ni utiliza la verdad como propaganda; Él se convierte en la voz de los sin voz”, afirmó, señalando que las injusticias no pueden seguir siendo encubiertas o ignoradas.
El obispo también dedicó un mensaje de esperanza a los jóvenes, destacando su papel clave en el futuro. “En los difíciles tiempos de hoy, la Iglesia desea avivar la esperanza en el mundo, y para hacerlo confía en los jóvenes, protagonistas de la historia, y como los llama el papa Francisco, misioneros de la alegría”, recordó.
Dowlaszewicz concluyó con un llamado a la unidad y al compromiso con los más necesitados, instando a la sociedad a no abandonar a los débiles. “Dios no se cansa ni abandona a los pobres; en Él encontramos la fuerza para superar las adversidades y reconstruir nuestra comunidad”, expresó.