Bélgica y Países Bajos inauguraron este viernes la esclusa marítima de Terneuzen, en pleno Flandes zelandés, comparable en tamaño a las del Canal de Panamá, un megaproyecto costeado en su mayoría con dinero belga y cuya inversión total asciende a 1.200 millones de euros en construcción y mantenimiento.
En una ceremonia que ha puesto fin a siete años de obras, los reyes Guillermo Alejandro de Países Bajos y Felipe de Bélgica inauguraron desde un barco eléctrico la nueva esclusa de Terneuzen, que va a permitir una circulación más fluida de los buques oceánicos al puerto belga de Gante.
La construcción de la esclusa, incluidos los preparativos, la construcción, la gestión y el mantenimiento de los dos primeros años, asciende a unos 1.200 millones, lo que costeó los 330.000 metros cúbicos de hormigón y las 32.000 toneladas de acero que se necesitaron.
Países Bajos pagó 190 millones, la Unión Europea aportó 48 y Bélgica costeó el resto, casi un 80 %, puesto que esta nueva esclusa es la puerta de acceso al puerto de Gante y es esencial más para la economía belga que la neerlandesa, ya que aumentará la capacidad del transporte en la región de los 56.000 actuales, a 96.000 tránsitos de barcos por año en 2040.
El único inconveniente es que el canal que une Gante con Terneuzen no es lo suficientemente profundo, lo que dejará fuera a muchos buques oceánicos, hasta que se lleven a cabo modificaciones en la ruta con trabajos previstos para los próximos años.
Aunque debía completarse en 2023, varios contratiempos causaron retrasos, como la pandemia y las nuevas regulaciones contra la contaminación por sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés).,
También hubo alguna polémica por el camino: el dique se encuentra en el lugar de una esclusa anterior de 1910, la Esclusa Central, que tuvo que ser derribada en 2022 con una explosión que se sintió en gran parte de la ciudad, causando daños significativos y más de un centenar de reclamaciones de los vecinos para reparar grietas en edificios y ventanas rotas.
Ahora que los trabajos de construcción han terminado, la ciudad portuaria de Zelanda acogerá grandes celebraciones este fin de semana, con actividades, conciertos y desfiles para sus vecinos, que dan la bienvenida a una de las esclusas más grandes del mundo.
La esclusa mide 417 metros de largo, 55 metros de ancho y tiene una profundidad de 16,44 metros, permitiendo el paso de buques más grandes que los que llegaban hasta ahora al puerto de Gante.
La de Terneuzen se encuentra a unos 200 kilómetros de la esclusa marítima más grande del mundo, en IJmuiden, que mide 500 metros de largo, 70 de ancho y 18 de profundidad, inaugurada por Guillermo Alejandro en 2022.
Bélgica es hogar de otra esclusa de dimensiones similares, en Kieldrecht, con 500 metros de largo, 68 de ancho y 26 de profundidad.
La nueva esclusa de Terneuzen puede manejar barcos de hasta 49 metros de ancho y 14,5 metros de calado: en la esclusa anterior, el límite era de 37 y 12,5 metros respectivamente.
El alcalde de Terneuzen, Erik van Merrienboer, aseguró que esta esclusa “no es solo una nueva conexión logística en términos de infraestructura” y subrayó su efecto positivo en el crecimiento y la generación de empleo en la región.
También reducirá el tiempo de espera para los barcos fluviales que usan el canal en la ruta de Rotterdam a Gante, a veces hacia París, otras para cargar y descargar mercancías en empresas a lo largo del canal.
No obstante, la nueva esclusa no operará aún a plena capacidad porque primero hay que entrenar a todos los empleados, lo que llevará todavía unos meses más. Dado el tamaño de la infraestructura, todos deben familiarizarse con el tipo de operaciones que se llevarán a cabo, en caso de que pasen barcos más grandes de lo habitual.
Imane Rachidi - Agencia EFE