El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó estar “muy descontento” por el ataque aéreo israelí contra líderes de Hamas en Doha, Qatar, un país aliado clave en la región y mediador activo en el conflicto de Gaza, y advirtió que este tipo de acciones amenaza la diplomacia y los esfuerzos por el entendimiento en Medio Oriente.
Según informó la Casa Blanca, Trump se sintió “muy mal” por la ubicación del ataque (Qatar) y ordenó a su enviado especial, Steve Witkoff, advertir a las autoridades qataríes sobre el inminente bombardeo justo antes de que se realizara. Posteriormente, mantuvo conversaciones telefónicas con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, a quien aseguró que “algo así no volverá a ocurrir en su territorio”.
En un comunicado publicado y en sus redes sociales, Trump calificó el suceso como un “incidente desafortunado” y advirtió que bombardear unilateralmente en suelo qatarí, una nación soberana aliada de Estados Unidos, “no sirve a los intereses de Israel ni de EE.UU.”. A pesar de su descontento, subrayó que la lucha contra Hamas sigue siendo una causa legítima, pero insistió en que la forma en que se realizó el ataque, sin coordinación efectiva previa, fue inadecuada.
El ataque generó condena internacional de alto nivel. Rusia lo calificó como una “violación grave” de la Carta de las Naciones Unidas y afirmó que atenta contra la soberanía de Qatar y la estabilidad regional. Asimismo, se advirtió que esta acción podría comprometer las negociaciones de alto al fuego, incluyendo el compromiso no solo de Qatar como mediador, sino de actores globales involucrados en un posible proceso de paz.
En paralelo, medios como AP News y Washington Post resaltaron que Trump intentó suavizar la tensión con la administración qatarí, mostrando equilibro entre su descontento por el método del ataque y la responsabilidad atribuida al liderazgo israelí.