Bolivia se encuentra en una encrucijada histórica. La decisión que tomaremos este 17 de agosto no sólo definirá nuestro futuro inmediato, sino también el rumbo de las próximas generaciones. Como boliviano y empresario, que enfrentó grandes desafíos, me dirijo a ustedes con un mensaje claro: es hora de unirnos, tomar decisiones valientes y apostar por un futuro de prosperidad. Podría tomarme la postura cómoda de no apoyar a nadie, pero he decidido actuar. Por eso, apoyo a Samuel Doria Medina como el próximo Presidente de Bolivia.
Nuestro país atraviesa una de las más agudas crisis de su historia. Las familias enfrentan dificultades económicas abrumadoras. El desempleo está en aumento, los precios de los alimentos y bienes básicos se disparan y la inseguridad crece en nuestras calles. Esta situación erosiona el poder adquisitivo de los bolivianos.
En este contexto crítico, creo firmemente que Samuel Doria Medina es el líder que Bolivia necesita. ¿Por qué? Porque está mejor preparado que nadie. Como empresario exitoso, Samuel sabe lo que es luchar, crear empleo y manejar una economía con disciplina. Demostró su capacidad para gestionar recursos y tomar decisiones difíciles en tiempos de crisis. Su experiencia en el sector privado le da una comprensión única de cómo equilibrar un presupuesto, reducir el despilfarro y fomentar el crecimiento económico. En un momento en que Bolivia enfrenta un déficit fiscal insostenible y una economía debilitada, estas habilidades son esenciales.
Mi decisión de apoyar a Samuel no surge de la improvisación. Samuel propone medidas concretas para abordar los problemas estructurales de nuestro país. Su decreto “¡Se acabó la fiesta!” es un compromiso audaz para poner fin al despilfarro, los privilegios y los abusos en la política. La política no puede seguir siendo un club de amigos; debe ser un espacio de servicio público, y Samuel está comprometido a hacer de la transparencia y la rendición de cuentas los pilares de su gobierno.
Además, su experiencia al frente de grandes empresas del país le permitió a Samuel conocer y trabajar con muchos bolivianos exitosos y exigentes. Prueba de ello es la elección de su candidato a vicepresidente, José Luis Lupo, cuya experiencia y relaciones internacionales fortalecen aún más esta candidatura. José Luis aporta redes de contacto y experiencia en gestión pública que complementan a la perfección las competencias de Samuel. Juntos forman un binomio equilibrado, capaz de gobernar con eficacia y visión.
Durante meses busqué la unidad de la oposición. Hablé con todos los candidatos, buscando un frente común. Pero el tiempo pasó y seguimos con cinco candidatos. Divididos, no vamos a cambiar nada.
Mi compromiso no termina en las elecciones. Quiero trabajar de cerca con Samuel, ayudándolo a abrir Bolivia al mundo. Durante los últimos 20 años, nuestro país fue aislado, promulgando leyes que desalientan la inversión extranjera. Esto debe cambiar. Las grandes economías del mundo prosperan porque atraen talento e inversión. Bolivia debe seguir este ejemplo, conectándose con el mundo para resolver problemas.
También sustenté mi decisión en las encuestas que son claras. La mayoría de los bolivianos quiere un cambio y Samuel es el candidato mejor posicionado para lograrlo. Las encuestas indican que Samuel tiene las mayores posibilidades de ganar, incluso en un balotaje contra cualquier oponente. Pero más allá de ganar, lo que Bolivia necesita es un líder que pueda gobernar bien y Samuel tiene la capacidad de hacerlo.
Como boliviano, no puedo quedarme callado ante la situación de mi país. Mi experiencia liderando la recuperación de grandes empresas me enseñó que las crisis requieren medidas audaces, comunicación clara y un enfoque estratégico. Bolivia necesita un enfoque similar: un liderazgo que tome decisiones firmes pero que también se comunique con transparencia para generar confianza.
Bolivia posee un potencial inmenso, que debemos saber aprovechar con inteligencia. Somos un país marcado por una rica pluralidad; una diversidad que constituye una de nuestras mayores fortalezas, pero que también exige un liderazgo capaz de valorarla y gestionarla con sabiduría.
En este momento de crisis, creo que Samuel Doria Medina ofrece el tipo de liderazgo que Bolivia necesita. Mi compromiso es trabajar junto a Samuel y con todos los líderes de la oposición.
A los jóvenes de Bolivia, les digo: este es su momento. Ustedes son una generación con talento y ganas de cambiarlo todo. Esta elección es su oportunidad para tomar el control del futuro que les pertenece. No más divisiones. No más miedo. Es hora de unirnos.
El 17 de agosto es una oportunidad histórica para cambiar el rumbo de Bolivia. Yo ya tomé mi decisión. Los invito a que también lo hagan. Apoyemos a Samuel Doria Medina y construyamos juntos una Bolivia próspera, inclusiva y conectada con el mundo. Con seriedad, esperanza y fuerza, recuperaremos nuestro país.