El Día Internacional del Libro (23 de abril) fue bastante sonado y visibilizado, no solo por los escritores, periodistas y editoriales. Sin duda, el libro es un bien preciado y amado. Al contrario de lo que muchos pregonan que con las redes sociales y el avance de la tecnología es el fin del libro como producto físico, pero está sucediendo lo contrario.
Pero también aprovecharon la ocasión las autoridades del Estado, alcaldes, políticos para hablar sobre el libro, como dando a entender que ellos son lectores constantes de literatura, ciencias políticas, historia, filosofía, sociología. Lo que nos faltó fue observar a Johnny Fernández, alcalde de Santa Cruz de la Sierra, con algún tomo de La Divina Comedia y decir que leía desde muy pequeño, cuando su entorno sabe que es reacio a la lectura.
La cereza que le puso a este importante día fueron las “inspiradoras” revelaciones del vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, quien se hace llamar el gran jilakata y con poncho en el cuerpo, nos lanzó esta reflexión profunda: “Nosotros varias novelas miramos, no leemos. No nos compramos libros, nos compramos algunas cajitas de cerveza”, afirmó el vicepresidente durante un evento por el Día Internacional del Libro.
Agregó, como si alguien haya contabilizado, que en Bolivia los jóvenes no leen para nada y que en Francia los jóvenes leen cuatro libros al mes. Tremenda aseveración generalizar a los más de 4 millones de jóvenes como ignorantes o reacios a la lectura de algún texto de su preferencia.
Pero sería bueno que alguien le informe o comente con ese gran jilakata, algunos datos que año tras año, registran tres ferias del libro, las más importantes en las ciudades del eje: el 2023 en la Feria del Libro Internacional de Santa Cruz, asistieron más de 125.000 asistentes y gran parte de ellos, salieron con uno o dos libros bajo el brazo, claro para leer no para usarlo como papel higiénico.
En el 2023 en la FIL de La Paz más de 100.000 asistentes, quienes, no en su totalidad, pero sí una gran parte, adquirieron sus libros preferidos. Estas ferias son un parámetro importante de que en Bolivia la lectura es parte importante de las agendas diarias de las personas.
Cada año se imprimen o editan más de 100 títulos en Bolivia, como esfuerzos que vienen haciendo las editoriales en cada departamento, a pesar de los costos del papel, del encarecimiento del dólar, de los impuestos y de la competencia del internet y de los libros piratas, los cuales también tienen una buena venta, por su bajo precio, aunque tenga poca calidad. Pero libro es libro y se lo puede hojear y leer.
Entre las ferias del libro que siempre son esperadas, las impresiones de libros de las editoriales y la venta de los libros usados y piratas hay población creciente que es ávida de adquirir su libro y devorarlo, de acuerdo a su agenda de actividades, Pero que leen, sin duda, van leyendo por la vida, ya sea por gusto, obligación, formación, cultura y necesidad.
Pero no solo nos deja esa reflexión Choquehuanca, que constituyó un sopapo a la dignidad y a la superación que gran parte de los jóvenes vienen encarando para afrontar la crisis en todos los niveles en el Estado Plurinacional, acusándolo a ellos que no leen y que se pasan el tiempo con “cajitas de cerveza”. Mal señor gran Jilakata su apreciación.
Pero no es reciente esta animadversión que tiene con los libros y la lectura. En su condición de canciller de la República, David Choquehuanca, en el 2006, nos dejó esta otra joyita: "Hemos decidido ya no leer más libros, en las universidades nos enseñan leyes hechas por el hombre, que no toman en cuenta al Todo y han llevado al planeta Tierra a un desequilibrio".
Pues, usted se preguntará amable lector ¿cómo la segunda autoridad política más importante del Estado pregone estas barbaridades, cuando en el mundo y en países desarrollados, han invertido en educación y en cultura, fortaleciendo a sus poblaciones en el espíritu y en la mente? Ojo que ningún ser humano está programado para leer desde que aprende el abecedario, es un proceso y un impulso que desde la escuela y la familia se lo debe cultivar, pero si el Vicepresidente sale con estas barrabasadas, pues ahuyenta a los más incautos y al rebaño a dejar el libro e ir comprar sus “cajitas de cerveza”.
Bueno sin ir muy lejos, Cuba el país que este gobierno admira, cada año la Revolución imprime millones de ejemplares de libros y los reparte en las escuelas, en las universidades y cuyo costo para el extranjero es de apenas $us 1 o 2, lo digo por experiencia porque hace años estuve en La Habana y me traje una maleta repleta de libros.
“No sabemos si somos mejores o peores que quienes no aprendieron a leer, pero sabemos que somos distintos”, señala Joaquín Rodríguez, en su hermoso libro “La furia de la lectura”, libro que le haré llegar al hermano Vicepresidente, que al parecer cuando hojea un libro se incomoda y lo manda guardar.
Y te dejo con esta bonita aseveración del escritor chileno, Roberto Bolaño: “Leer es como pensar, como rezar, como hablar con un amigo, como exponer tus ideas, como escuchar las ideas de los otros, como escuchar música. Si, si, como contemplar un paisaje, como salir a dar un paseo por la plaza”.
¡A prepararnos para participar en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz a partir del 29 de mayo!