“El Zuñigazo: Luz, Cámara, Acción”

“El Zuñigazo: Luz, Cámara, Acción”

Parte 1

Como si fuera un nuevo capítulo de las teleseries (¿cómicas y/o trágicas?) de la grilla de Netflix, el Gobierno ha planificado reactivar la aventura militar del “Zuñigazo” del 26 de junio del año pasado para generar un “golpe de efecto”, llamar (o ¿desviar?) de nuevo la atención de los votantes bolivianos, retomar la iniciativa política (ocupada hasta las semanas anteriores por las oposiciones) y agitar más el movido ambiente preelectoral.
No es casual el momento elegido por el Gobierno (casi 10 meses después del “Zuñigazo” y cuatro meses antes de los comicios) para volver a mediatizar el asunto.
Ocurre en un mal momento del llamado “Bloque de Unidad de la Oposición”, en un periodo de posible nacimiento o emergencia de algún liderazgo nuevo y alternativo (se habla mucho de Jaime Dunn), y en los días finales y decisivos para resolver la disputa de Luis Arce con Evo Morales y Andrónico Rodríguez por la candidatura presidencial masista y/o-nacionalpopular.
El libreto está escrito y lo ha empezado a ejecutar el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, de quien se dice que sería el acompañante de Arce en el binomio masista. Para conseguirlo debe, estos días más que nunca, acumular méritos para vencer en su posible cometido de llegar a la Vicepresidencia a algunos de sus posibles adversarios internos como Deisy Choque y otros nombres que se mencionan, sobre todo del masismo cruceño.
El plan se devela de a poco. El propio ministro del Castillo ha declarado que se firmaron cinco órdenes de aprehensión, un día antes de la presentación del documental del “Zuñigazo”, y que horas después del polémico video se comenzaron a ejecutar de sorpresa por la Policía. Los afectados reclaman que ni siquiera notificaron a algunos de los acusados, todos ellos trasladados velozmente a La Paz, en un modus operandi similar al utilizado con el caso de Luis Fernando Camacho.
Solo que, esta vez y a diferencia del Gobernador de Santa Cruz, todos los aprehendidos entre el viernes en la madrugada y el sábado son personas casi intrascendentes en la pugna política y sin respaldos de aparatos que puedan movilizarse eficazmente en sus defensas.
O sea, más allá de la indignación que pueden causar los atropellos a sus derechos humanos, no habrá ninguna consecuencia callejera que pueda preocupar o alterar la tranquilidad del Gobierno.
Casi en simultáneo, este sábado, el Presidente Arce ha sido proclamado candidato presidencial y su discurso ha tenido una evidente conexión con los hechos precedentes y recientes. El mandatario ha reivindicado su propia actuación de hace casi un año en la aventura militar del “Zuñigazo”, lo que parece ser uno de los ejes definidos para los discursos de su nueva campaña preelectoral.
El mensaje principal del documental gubernamental del jueves pasado casi coincide con el del reciente discurso sabatino del Presidente y es éste: “Arce es el Presidente valiente que enfrentó cara a cara en la Puerta de Palacio a militares y civiles opositores golpistas, que fueron apoyados por EEUU y seguidos con una sospechosa actuación de Evo Morales”.
Es decir, se ha construido el relato de toda una “epopeya”, un acto de “heroísmo” para sostener en la campaña que ha empezado la imagen de un Presidente que busca mostrarse como el “héroe de la democracia”, a diferencia de su expadrino electoral y ahora rival Morales, que escapó del país por el solo hecho de la incursión de un civil desarmado como Luis Fernando Camacho a Palacio de Gobierno con una carta de renuncia.
El relato preelectoral ya está pensado y parece apuntar a que Luis Arce se imponga definitivamente sobre Morales (haciendo creer, sobre todo al voto duro masista, que con el caso “Zuñigazo”, Lucho fue más valiente que Evo), para luego despejar de la vía electoral a los otros rivales calificados de “opositores golpistas”, rumbo a la meta arcista de la reelección el próximo 17 de agosto.
Con estos acontecimientos, tejidos y conectados en secuencia, se puede entender por qué está pasando lo de las últimas horas y qué puede seguir pasando.
Además de la acción preelectoral, la reactivación del caso “Zuñigazo” tiene este efecto colateral: desplaza por ahora de la agenda pública la atención en los graves problemas de la crisis económica que enfrenta Bolivia.
De paso, el otro efecto colateral de las aprehensiones de personajes políticamente intrascendentes y la difusión de un supuesto “gabinete civil” de Zúñiga ha provocado el miedo, pero también la puesta en el foco de atención preelectoral a potenciales precandidatos, como Jaime Dunn, que han optado por replegar de inmediato su precampaña y hacerla por ahora solo en las redes o en los medios virtuales y no en las calles, dado el riesgo de una detención.
Aunque el operador del plan, el ministro Del Castillo, ha descartado momentáneamente las aprehensiones de estos civiles, que tienen mayor peso político, social y mediático, que los ya detenidos, su declaración no despejará totalmente la desconfianza y el temor de los personajes mencionados en el sesgado documental del “Zuñigazo”.
Contestada así la pregunta del por qué sucede lo que sucede en estas horas previas a la Semana Santa, en la siguiente entrega procuraré responder a otras tres preguntas: 1.-¿A qué apunta un documental de 1 hora y 22 minutos, elaborado por el equipo de comunicación del Ministerio de Gobierno? 2.-¿A quiénes apuntan?, 3.-¿Resuelve el debate de si el “Zuñigazo” fue un golpe o un autogolpe?
El expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé ya respondió en sus redes sociales a la tercera pregunta con esta idea: “A casi un año de los acontecimientos en Plaza Murillo, suman y siguen las incógnitas. Hoy son la inoperancia del sistema judicial y su manipulación las que erosionan las garantías democráticas del debido proceso. No se aclaran ni juzgan los hechos y el gobierno amplifica otro penoso espectáculo que ensombrece el proceso electoral”.
De mi parte, trataré de responder las tres preguntas en nuestra siguiente entrega de: “El Zuñigazo: Luz, Cámara, Acción”
Texto: Tuffí Aré Vásquez

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