En el Desayuno Informado de Asuntos Centrales, el economista Jaime Dunn explica las claves de la “cirugía mayor” que debe realizar el Gobierno al déficit fiscal si quiere evitar un colapso de la economía: recorte inmediato del gasto público, especialmente en salarios a empleados públicos, reducción de empresas estatales y revisión gradual del subsidio a los hidrocarburos.
- ¿Cómo ve la actitud del Gobierno frente a la situación que enfrenta el país? Mientras crecen las protestas y el presidente decide viajar a Rusia a un foro internacional. ¿Ud. cómo ve esa actitud?
- Uno de los problemas principales que tenemos en este momento es, justamente, la actitud del Gobierno que no demuestra siquiera un interés por solucionar los problemas. El Gobierno ha pasado de una actitud de negación del problema a lo que ahora pasa que es ignorar el problema. Esto causa una situación de mayor incertidumbre, porque justamente este es el momento en que la gente espera respuestas claras y contundentes de parte de los líderes que están en el poder. Uno de los elementos fundamentales de la economía es guiar las expectativas de la gente. El Gobierno tiene que dar señales sobre por dónde están yendo las cosas y qué se necesita hacer para que la gente no entre en una situación de especulación y tome decisiones contrarias a lo que hay que hacer en un momento difícil como el actual. Diversos sectores están tomando decisiones por mano propia, como bloquear caminos y presionar al Gobierno porque no hay respuestas. Este Gobierno ha demostrado que solo bajo presión funciona. Especular es tomar decisiones con la poca información que hay en el ambiente, entonces, es el mismo Gobierno el que crea esta situación de especulación y de caos.
- Ud. ha marcado en diversas ocasiones que el corazón del problema es el déficit fiscal. Se ha dicho en los últimos días que supera el 12% del PIB. ¿Esto qué significa?
- Todavía no tenemos una cifra oficial del déficit fiscal. Se había programado que sea del 8% del PIB. El déficit fiscal es la diferencia entre lo que ingresa al Estado y lo que el Gobierno gasta. La diferencia negativa se llama déficit. Cuando hablamos de un déficit del 8, 10 o 12% es una figura bastante grande. Si fuera mayor al 10% estaría superando lo que tuvimos durante la pandemia. Con una economía parada, los ingresos no llegaban. Estaríamos entonces peor que durante la pandemia. El Gobierno está gastando muchísimo más de lo que son sus ingresos. El problema es que si se consolida este escenario estaremos ante una crisis fiscal. Un país que gasta más de lo que tiene. Cuando ocurren estas crisis fiscales, lo que sucede es que el Banco Central empieza a prestar mucho dinero al Gobierno, lo cual ya lo hemos evidenciado. Entonces, vemos al BCB que vende el oro, las reservas y deja al país sin reservas internacionales. Luego empieza a imprimir mucho dinero de manera inorgánica. Hoy el Gobierno está imprimiendo a un ritmo del 18% más que antes, lo que lleva a una devaluación de hecho. Ya estamos pasando a esa etapa. De la crisis fiscal a la crisis del tipo de cambio, lo que puede llevar a una crisis más profunda. Esto se debe a una sola razón: El Gobierno gasta más de lo que tiene, ahí está la raíz del problema. Si se quiere comenzar a solucionar el problema hay que comenzar por reducir del gasto público.
- ¿Estamos a tiempo de evitar un colapso de la economía?
- Soy optimista de que todavía estamos a tiempo de tomar muchas medidas. Bolivia es un país que tiene muchísimos recursos, tiene una economía relativamente pequeña y tiene el apoyo de toda la comunidad internacional si es que toma las medidas correctas. No es un país donde ya no hay nada por hacer, hay mucho por hacer todavía. No solo recursos naturales, sino la gente y las inversiones privadas. El problema es que todo lo que tiene que ver con el sector privado ha sido relegado a un segundo plano. En estos años, el Gobierno se ha vuelto el inversionista y el empresario más grande, y hasta ahora lo que hemos visto es que ha fallado. Necesitamos solamente un cambio en el modelo económico, un cambio en la ideología y señalar que sea ahora la gente la que proporcione la inversión y el trabajo. Haciendo una matemática simple, si el Estado reduce sus gastos en un 30% de proyectos que no son necesarios y que pueden ser aplazados, y se cierran ciertas empresas públicas que no están rindiendo y si se detiene la creación de nuevas empresas públicas y se permitiera a todo el sector del agro y la minería puedan importar sus combustibles libremente y quitar los subsidios, con todo eso se pueden ahorrar unos 5.000 o 6.000 millones de dólares, lo cual sería suficiente para volver a la situación anterior a 2023, no es la solución de fondo, pero es un corte que se puede hacer de manera masiva al gasto público, sin necesidad de afectar el crecimiento y el empleo.
- El expresidente del BCB, Juan Antonio Morales planteó la paradoja de que el Gobierno del MAS tenga que, eventualmente, pedir recursos al FMI. ¿Esta es una salida posible a la actual situación?
- La salida que yo planteo es reducir el gasto público. Está en nuestras manos hacer eso. No creo que en la primera línea la solución sea un mayor endeudamiento. Cuando tienes un país con el vicio de seguir gastando, prestarte más plata no te soluciona el problema porque igual te la vas a gastar esa plata. Esto no se soluciona teniendo más plata, ni con más ingresos, el problema son los egresos. Estamos con un gasto muy alto. Si se diera la situación hipotética de que descubren un nuevo pozo de gas y volvemos a tener un boom en los ingresos del gas natural igual no nos soluciona el problema, el gasto se incrementaría al mismo ritmo que los ingresos. Ese es el problema mayor. Bolivia recibe algo más de ingreso e inmediatamente se lo gasta. Esto no genera ningún tipo de ahorro. Y si nos prestamos plata va a ser para gastarla también.