En las últimas semanas, alguna autoridad nacional —cuyo nombre no mencionaremos por respeto al ganado— ha declarado con admirable seguridad que “el precio de la carne no depende del dólar”. Una afirmación tan audaz como decir que el charque crece en los árboles o que los toros se reproducen con Wi-Fi.
Ante semejante despliegue de desinformación con bata técnica, traemos una clase gratuita de economía ganadera para principiantes, nivel “funcionario con micrófono”. Por favor, papel y lápiz. O su iPad, si son de los que confunden la pastura con una app.
I. Alimentación:
• Sí, hay pastos locales (✳️), pero no dan abasto.
• ¿El maíz para engorde? Importado (✔️).
• ¿El concentrado? Importado (✔️).
• ¿La torta de soya? Local… pero cosechada con diésel importado.
• ¿Sales, vitaminas, suplementos? Todos con sello “Made in Afuera” (✔️).
Es decir, si usted cree que el novillo cruceño se alimenta de pura ch’ampa y amor patrio, tenemos malas noticias.
II. Salud Animal:
• Vacunas y medicamentos, traídos con cariño desde Argentina, Brasil, India, Europa…
• ¿Semen y embriones para mejorar la raza? También importados.
III. Equipamiento y tecnología:
• Ordeñadoras, tractores, bombas de agua, paneles solares: todos importados.
• Incluso el alambre de la cerca donde el toro se rasca el lomo viene de China o Chile.
IV. Energía y movimiento:
• Todo el proceso de crianza bovina —de la vaca al bife— necesita diésel importado.
• Hasta los paneles solares de la hacienda son cortesía de Shanghái.
Conclusión gastronómica:
Cuando usted pide su bife jugoso con papas, no está comiendo solo carne chaqueña, sino un collage de insumos argentinos, brasileños, estadounidenses y chinos. Un plato tan globalizado como el G20, pero con yuca.
Por eso, decir que “la carne no depende del dólar” es como decir que la vaca se alimenta de discursos y se vacuna con buenas intenciones.
En resumen:
Sí, la vaca nace en Bolivia, pero su ADN, su comida, su salud, su sombra y hasta el alambre que la encierra vienen de afuera. No es “Made in Bolivia”. Es “Assembled in Bolivia”.
Y la próxima vez que alguna autoridad quiera opinar sobre ganadería, sugerimos que primero pase por el corral, no por la sala de prensa. ¿O será que algunos funcionarios son alimentados con discursos concentrados y vacunas ideológicas?