Las organizaciones sociales afines a Evo Morales anunciaron este domingo una “pausa humanitaria” en los bloqueos de caminos, que ya se extendían por dos semanas y dejaron seis fallecidos, entre ellos policías, civiles y un menor de edad. La medida llega en medio del creciente rechazo ciudadano y los llamados a la pacificación tras los hechos de violencia registrados en regiones como Llallagua y Arque.
El instructivo fue emitido por el Pacto de Unidad evista y el denominado Estado Mayor del Pueblo. Ambos grupos responsabilizan al Gobierno por el uso de fuerza militar y policial durante los operativos de desbloqueo, y exigieron una “investigación internacional, transparente e independiente” sobre las muertes y hechos violentos ocurridos durante las protestas.
Pese a la pausa en las carreteras, las organizaciones anunciaron que continuarán las movilizaciones en las ciudades, mediante cacerolazos, marchas y protestas en defensa —según señalan— de la democracia y la canasta familiar. También declararon luto nacional por los fallecimientos registrados durante los enfrentamientos.
Las protestas, que comenzaron exigiendo la habilitación de Evo Morales como candidato presidencial, luego giraron hacia un discurso contra el presidente Luis Arce, al que acusan de llevar al país a una crisis económica. En su pliego, las organizaciones demandan la renuncia del mandatario, la no aprobación de nuevos créditos internacionales por parte de la Asamblea Legislativa, y la liberación de líderes detenidos.
Durante los días más críticos de conflicto, en Llallagua se reportó una emboscada a efectivos policiales, con saldo de tres uniformados muertos, uno de ellos asesinado con explosivos. También se denunció la muerte de un estudiante de 17 años golpeado por manifestantes, así como de otro civil por manipulación de explosivos en la ruta Cochabamba-Oruro.
Las medidas de presión generaron un amplio rechazo ciudadano. Distintos sectores sociales y económicos denunciaron que los bloqueos provocaron escasez de productos, aumento de precios, y dificultades en el abastecimiento de alimentos, medicinas y combustibles. La protesta, en lugar de sumar apoyo, intensificó el malestar social y aumentó la presión sobre sus promotores.
Aunque la pausa en las carreteras podría aliviar temporalmente el conflicto, las advertencias de nuevas protestas y la tensión política latente dejan abierto un escenario de incertidumbre para los próximos días.