Bolivia no tiene tiempo. Mientras los vaivenes de la carrera electoral continúan, la inflación se dispara, las filas se hacen costumbre y la desesperanza se instala en las familias; el país se desliza por una pendiente conocida: la de la madre que tiene padecer hambre. Y ante esa crisis, la más profunda desde la hiperinflación de los 80s, lo que ocurrió el pasado 9 de julio en Santa Cruz de la Sierra debe ser reconocido como un acto histórico y valiente.
Las cuatro fuerzas políticas más grandes del país firmaron el Acuerdo por la Construcción de la Nueva Economía de Bolivia, fue un compromiso político y moral con el país, un compromiso con las familias que ya no llegan a fin de mes, con los jóvenes que piensan en migrar y con los empresarios que aún apuestan por generar empleo en medio del caos.
Este acuerdo marca un antes y un después porque, de manera escrita, por primera vez en 20 años, los grupos políticos del más alto nivel (3 de ellos son claros presidenciables) reconocen una verdad inobjetable: el modelo económico boliviano actual es un fracaso y salir de esta crisis requiere determinación para liberar exportaciones, fortalecer la institucionalidad, aplicar reformas (tributarias, monetarias, educativas & laborales) con disciplina fiscal y digitalización del Estado. El documento firmado es una hoja de ruta ética, y un futuro test de coherencia los grupos políticos.
Hay momentos en que la política está obligada a estar a la altura de la historia, este es uno de ellos. La organización de la Federación Boliviana de Jóvenes y la CANEB con el apoyo de otras organizaciones del tejido económico nacional fue valiente y ejemplar; es una señal de que este acuerdo nació desde la realidad concreta del país que madruga, trabaja y sigue trabajando a pesar de la crisis y a pesar del mismo modelo de Estado que sufrimos desde hace más de 15 años.
Hoy, Bolivia necesita arquitectos del futuro y este acuerdo notariado, si se cumple, es el primer plano serio de reconstrucción que hemos visto en años. Recuerde: cada vez que esté haciendo fila por gasolina, o vea que la leche, el café o el medicamento están muy caros, el socialismo convierte las necesidades básicas en lujos; este 17 de agosto podemos cambiar de modelo y transformar el país.